Después de 12 horas de negociación, en las que llegó a mediar un familiar del posible suicida, asesorado en todo momento por el equipo de negociadores de la Policía Nacional, en torno a las 0,25 horas de la noche del lunes al martes se detectó un cambio en el tono de voz del hombre, que aseguraba haberse hecho un corte en las venas. Ese fue el detonante para que la Policía entrase en el domicilio de la calle Bernardo González Cachamuiña donde seguía atrincherado el ourensano que tuvo pendiente a numerosas unidades de las fuerzas de seguridad, amenazando con suicidarse tras una discusión con su pareja por un posible problema de celos. La Policía Científica efectuó una inspección en la vivienda, después de los hechos. Los agentes sospechan que el hombre se había producido cortes antes de atrincherarse y de que la Policía tuviera conocimiento de su situación. En el desván del domicilio aparecieron restos de su sangre, según manifestaron ayer fuentes de la Comisaría.

La Policía lo encontró en la primera habitación ubicada en el lateral izquierdo del pasillo, sentado en el suelo, entre la cama y la pared que linda con el pasillo. Tras disparársele el arma por el cansancio, después de haber mantenido durante 12 horas una carabina en la boca y el dedo pulgar en el gatillo, a las 3,30 horas de la madrugada, el hombre, de 58 años y funcionario de profesión, fue atendido en el domicilio por el 061 y trasladado con pronóstico leve, por heridas en el rostro, al Complexo Hospitalario Universitario de Ourense (CHUO), donde estaba previsto que fuera sometido a un estudio psiquiátrico. Ayer permanecía ingresado en la Unidad de Agudos.

Analizan las armas halladas

La Policía Nacional informó de que el hombre disponía de licencia para el uso del arma que se le disparó accidentalmente hasta en dos ocasiones. Además, también contaría con permiso para la posesión de otras. La Policía Científica las recogió para ser analizadas en su laboratorio, sin que a fecha de ayer se conocieran resultados.

En la inspección de la casa, detectaron en el techo de la habitación dos impactos de bala con sus respectivas vainas, uno producto de un accidente al manipular el arma para montarla, y el segundo, el disparo fortuito que le causó la lesión en el rostro.