A través de un sistema de posicionamiento global, GPS, empleado desde el año 2008, las aves "pueden ser ubicadas en cualquier momento y permite darse cuenta al instante si le está pasando algo al animal, además de posibilitar la opción de hacerle un seguimiento. Un ave sufrió un disparo en Salamanca en el año 2009. Inmediatamente, recibimos una alerta, lo que nos permitió localizarla a tiempo, rescatarla, recuperarla y volverla a liberar", declara Alberto Gil, responsable de la reintroducción del águila real en Galicia de GREFA en colaboración con la Consellería de Medio Ambiente, Territorio e Infraestruturas de la Xunta de Galicia.

El GPS, además, "permite comprobar si el ave se está adaptando al medio natural, qué medios emplea para cazar, dónde descansa o mismo dónde se encuentran las áreas de nidificación y dispersión", afirma Alberto Gil.

La información que aporta el GPS, que va sujeto al ave como si de una pequeña mochila se tratase, está monitorizada en ordenadores del centro GREFA de Madrid, donde se generan informes que se envían a la Consellería de Medio Ambiente, en el caso de Galicia. En caso de necesidad de atención a alguna de las aves, el centro se pone en contacto con el organismo forestal en cuestión en aras de rescatarla lo más rápido posible. Los primeros ejemplares fueron marcados con emisores VHF terrestres, los cuales era necesario su seguimiento 'in situ' mediante receptor de radio.