Al responsable de dos delitos fiscales por un fraude total de más de 469.000 euros con unos ingresos cuyo origen no pudo determinarse, la declaración de la renta del año 2004 le salió a devolver. Percibió 510,30 euros cuando, en realidad debería haber abonado en ese ejercicio una cuota de 151.147,43 euros. El engaño fue a más al año siguiente. No presentó tan siquiera declaración de IRPF pese a haber obtenido rendimientos que la Inspección de Hacienda descubriría como una segunda ganancia patrimonial no justificada. El fraude de ese año llegó a 317.564.

El responsable, Manuel G. C., un vecino de Castrelo de Miño de 51 años de edad, nacido en Caracas (Venezuela), ha sido condenado por dos delitos contra la Hacienda Pública. La magistrada del Penal 1 de Ourense le impone un total de 4 años de prisión así como el pago de una multa por el cuádruplo de la cantidad defraudada: 1,87 millones de euros. La sentencia, dictada con fecha 28 de junio de 2016, no es firme. Al acusado le queda la opción de ir en apelación a la Audiencia Provincial.

Queda probado que en 2004 el acusado presentó declaración conjunta con su esposa, señalando unos rendimientos muy inferiores a los que realmente había tenido. Ilícitamente, consiguió que le saliera a devolver en 510,30 euros. En ese ejercicio, el fraude fue de 151.657,73 euros, incluida la cantidad que cobró sin merecerlo. Al año siguiente, Manuel G. C. no formuló declaración de la renta, pese a sus importantes rendimientos objeto de tributación. La cantidad que dejó de abonar entonces ascendió a 317.564,09 euros. El total del engaño llegó, por tanto, a 469.221,82.

Ingresos hallados en cuentas

En 2009, un inspector de la Agencia Tributaria elaboró un informe pese a la imposibilidad de contactar con el investigado. Todos los datos se obtuvieron a través de la documentación facilitada por las entidades bancarias y notarios. Hacienda descubrió elevados ingresos en varias cuentas bancarias y constató la ganancia de patrimonio no justificado. En tres de las que era titular exclusivo, en el año 2005 había 941.473,36 euros. El acusado percibió por su trabajo en una empresa de ataúdes unos ingresos netos de 24.800 y 22.000 euros en 2004 y 2005, aunque la venta de un piso en Vigo le reportó otros 230.000.

El acusado alegó en el juicio haber tenido tantos ingresos por la venta de una segundo piso y los préstamos personales que pedía, y dijo que en 2004 le salió a devolver porque tuvo gastos. Los inspectores de Hacienda, que declararon no tener constancia de la venta de esa otra vivienda, no pudieron comprobar de dónde salía el dinero en efectivo que aparecía en sus cuentas.