Juan Carlos Barreiro Álvarez, un ourensano de 45 años, planeó con su sobrina y dos compañeras de colegio -todas eran menores- que robaran en pisos de alumnas del mismo centro. Las menores, sentenciadas con anterioridad a este proceso porque la justicia para los menores es mucho más ágil, sustraían las llaves de las mochilas de sus compañeras y hacían copias para entrar en las viviendas. A cambio, recibían dinero. La juez del Penal 1 de Ourense ve acreditado que el adulto fue el ideólogo y lo condena a 3 años y 3 meses de prisión, como autor de un delito continuado de robo con fuerza en casa habituada. La magistrada absuelve a otros tres hombres que se sentaron en el banquillo por vender las joyas. Los tres alegaron que desconocían el origen ilícito. Quedan exculpados.

Juan Carlos Barreiro, reincidente tras haber sido condenado en 2007 por robo con fuerza, negó que se hubiera valido de las tres estudiantes menores de edad para obtener un botín de los pisos de compañeras, pero ellas lo incriminaron. Tras hacerse con las llaves en las mochilas de otras alumnas del colegio de monjas Divino, las menores aprovechaban los recreos los recreos, para entrar a robar en sus viviendas. Cometieron los robos a lo largo del curso académico 2011-2012, y hasta enero de 2013.

Carolina A. V. y Cristina P. D., incriminaron al adulto en el plan delictivo, el día del juicio. La primera aseguró que había quedado con él para hacer copias de llaves y que en ocasiones daba consejos sobre cómo proceder en los robos. Se encargaba, dijo, de colocar las joyas y les entregaba un porcentaje del dinero en efectivo. Otra estudiante, testigo en la causa, lo acusó de amenazar con hacer algo a ella o su familia si no accedía a entregar las llaves de su piso. Su sobrina, Leticia N. C., la tercera menor condenada por los robos, dijo que su tío les daba dinero a cambio de lo que entregaban.

Entre diciembre de 2011 y agosto de 2012, las chicas entraron varias veces a robar en el domicilio de una compañera. En diciembre de 2011 también accedieron al piso de otra. En octubre de 2012, las tres actuaron en la vivienda de una tercera alumna del colegio. En enero de 2013, mientras la sobrina del inductor asistía a clase, las otras dos jóvenes entraron en casa de otra compañera. Cuando ocurrieron los hechos tenían 16 y 17 años. Eran compañeras en el Colegio Divino Maestro. Después de la investigación llevada a cabo por la Fiscalía, la juez de Menores las condenó con una pena de entre 24 y 18 meses de libertad vigilada. Sus progenitores se están haciendo cargo de las responsabilidades civiles por las joyas sustraídas.

Los objetos robados fueron entregados por las menores a los tres acusados por receptación a los que la juez absuelve. M. C. G., que fue pareja de una de las chicas condenas, así como S. M. A., R. M. C. vendieron diversas joyas en establecimientos de establecimientos de compro-oro o joyerías de Ourense. Aunque tuvieron que sentarse en el banquillo la magistrada considera que los tres desconocían la procedencia ilícita del material. De hecho, una de las autores exculpó expresamente a su exnovio y a los otros dos imputados : "Les decía que las joyas eran mías, ellos no sabían que eran robadas". A su antigua pareja le dijo "que eran de mi familia para que las vendiera".

Las menores quedaron con el principal acusado en Oira para entregarle el botín de uno de los robos y recibieron llamadas del jefe de estudios. La pericia del docente fue fundamental para destapar estos robos con alumnas implicadas. El funcionario advirtió a las dos estudiantes del centro que se había enterado de su implicación en hurtos -faltaron a clase coincidiendo con la denuncia de una estudiante que no encontraba sus llaves-, y las instó a devolver lo sustraído. Incluso se presentaron en el domicilio de algunas de las víctimas para dejar claro que la autoría era suya y que sus compañeras no tenían nada que ver.

"Las alumnas me reconocieron los robos y dijeron que había una persona adulta detrás", dijo el docente el día de la vista, celebrada en octubre de 2015. El adulto incriminado era Juan Carlos Barreiro Álvarez. La sentencia contra él aún no es firme. Puede recurrir a la Audiencia.