El fraude de las contraetiquetas en Bodegas Barbantiño S.L. que salpicó a la D.O. Ribeiro en 2009 se ha resuelto en el Juzgado de lo Penal 1 de Ourense con una sentencia que condena a 21 meses de prisión al entonces socio de la empresa implicada, Antonio B.O., pero descarta que la comercialización a través de supermercados de miles de litros de vino ajeno a la denominación simulando autenticidad con etiquetas falsas hubiese producido un deterioro de la imagen del Consello Regulador de la D.O. Ribeiro y de las bodegas que lo integran. El caso provocó en su momento la expulsión de la bodega del consejo y el cierre definitivo de la empresa en 2010. La juez absuelve a los tres socios que el propio procesado exculpó durante la vista oral celebrada el 6 de octubre de 2015.
El ente regulador, que se personó en el proceso como acusación particular, sí cree que este fraude dañó la imagen de la D.O. Ribeiro. De hecho, además de una pena de 3 años y medio de prisión, reclamó una indemnización de 100.000 euros en concepto de daños y perjuicios. Para la juez, en cambio, no ha quedado acreditado que se produjesen tales perjuicios y ha rechazado buena parte de los argumentos expuestos por el consejo a través de un informe de valoración presentado en el juicio.
Únicamente admite la magistrada los relacionados con los ingresos que la D.O. dejó de percibir por la venta fraudulenta de vino ajeno y los gastos que soportó la entidad por horas de trabajo, recogida notarial y validación por parte de la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre una vez que se detectó el fraude. En total, el fallo fija la cantidad de 13.246 euros en concepto de responsabilidad civil para el Consello Regulador do Ribeiro, y a los dos supermercados afectados una cantidad que se determinará en ejecución de sentencia correspondiente al precio de las 15.500 botellas que Bodegas Barbantiño les vendió.
Así, la sentencia, que todavía puede ser recurrida ante la Audiencia Provincial, impone una pena de 21 meses de prisión para Antonio B.O. por la utilización ilegítima de denominación de origen, un delito continuado de falsedad de certificación y otro de estafa, todos ellos relacionados entre sí, ya que el administrador de la bodega comercializó 15.500 botellas de vino ajeno a la demarcación Ribeiro utilizando etiquetas que imitaban a las auténticas haciendo creer así al consumidor que adquiría un vino de una calidad y coste superior.
El caso se destapó en noviembre de 2009, en uno de los controles periódicos que realizan los inspectores del Consello Regulador de la D.O. Ribeiro. Los técnicos detectaron un botella de la marca Real Bantiño, embotellada para Bodegas Barbantiño S.L. que presentaba irregularidades en el precinto certificador ya que no se correspondía con los que entregaba la DO, fabricados con todas las garantías por la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre.
Este hallazgo motivó un muestreo en 40 supermercados de Ourense y Vigo en el que todas las marcas comerciales amparadas por la denominación Ribeiro superaron el control de autenticidad excepto las correspondientes a Bodegas Barbantiño, detectándose irregularidades en las marcas Bantiño, Real Bantiño y Viñaribia. En total fueron intervenidas 15.500 botellas en los almacenes de dos grandes cadenas de supermercados y otras 275 repartidas por bodegas y mesones.
