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El 63% de las parroquias con la mayor actividad incendiaria están en Ourense

La mitad, en el distrito de Verín - Dos de cada 3 concellos, catalogados como zona de alto riesgo - La lucha contra el fuego en verano movilizará en la provincia hasta 1.670 efectivos

Integrantes del Comité en Defensa do Monte Galego, exponiendo ayer sus críticas al Pladiga. // Jesús Regal

Tras sólo dos días consecutivos con temperaturas de 30 grados, el riesgo de incendio forestal en la provincia de Ourense ya era ayer 'moderado' en la mayoría del territorio, con entre un 32 y un 56% de probabilidades de que el monte ardiera. El próximo viernes 1 de julio comienza otra temporada estival de lucha exigente contra el fuego. Y el reto es mayor en Ourense que en ninguna otra latitud gallega. Dos de cada tres concellos -un total de 62 de los 92- están considerados como Zonas de Alto Riesgo (ZAR) en el Plan de Prevención e Defensa contra os Incendios Forestais de Galicia (Pladiga).

El 63 % de las parroquias catalogadas como de Alta Actividad Incendiaria (PAII) en la comunidad, 42 de 67, están en la provincia de Ourense. Las 42, en 30 municipios donde el peligro y la vigilancia serán mayores. Casi la mitad, 20, pertenecen al distrito forestal XIV, el de la comarca de Verín y Viana do Bolo, donde la meteorología más seca es un factor añadido.

Mezquita: 111 fuegos en 5 años

Al listado se incorporan este año Cudeiro, núcleo rural de la periferia norte de la ciudad de Ourense; Casaio, en Carballeda de Valdeorras, así como Santa María de Oímbra, Vilamaior da Boullosa (Baltar) y Santiago de Calvos de Randín. Según un promedio de los focos registrados en el último lustro, en Quins (Melón) hay 75 fuegos anuales; en Cudeiro, 36; 86 en Santa Baia de Cualedro, 76 en San Xoán de A Granxa (Oímbra) y hasta 111 fuegos en los últimos 5 años San Pedro de O Pereiro (A Mezquita).

El balance de un lustro de fuego constante es desolador. San Salvador de Camba, en el concello de Laza, sufrió 3 incendios en 5 años pero tan virulentos que arrasaron casi 3.000 hectáreas. Las llamas devastaron cerca de 5.500 en los 15 fuegos registrados en el mismo periodo en una misma parroquia de Manzaneda, Santa María de Cernado.

La llegada del mes de julio pondrá en marcha un despliegue escalonado de recursos humanos y materiales para las labores de extinción. En una provincia con más de 577.500 hectáreas de superficie forestal, con los incendios más explosivos de Galicia, donde el abandono y la despoblación del medio rural propician que muchos fuegos lleguen al mismo umbral de las viviendas, trabajarán en el operativo estival hasta un máximo de 1.670 efectivos, la misma cifra que en los dos últimos años.

La campaña de máximo riesgo, que se prolonga hasta finales de septiembre, contará en la provincia de Ourense con 100 brigadas, entre personal laboral, contratación de Seaga y medios aéreos, más los convenios con los concellos. El Estado aportará 4 medios aéreos -con posibilidad de desviar los necesarios de otras comunidades-, mientras que de la Xunta serán 6. Las motobombas y la maquinaria pesada disponibles durante el verano para atajar los incendios sumarán algo menos de un centenar de unidades.

Medios diversos, mando único

La "atomización" del servicio ha levantado críticas desde el sector hacia el modelo de extinción diseñado por la Xunta de Galicia, en convenio con otras administraciones. En un incendio pueden llegar a intervenir a la vez el personal propio de la Xunta -una parte contratado por la empresa pública Seaga o para medios aéreos-, grupos GES de emergencias, bomberos de los parques comarcales o municipales, así como brigadas helitransportadas como las BRIF y trabajadores seleccionados y contratados por los concellos. El llamado "mando único", no obstante, corresponde al distrito forestal.

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