La implantación de las calles peatonales en la ciudad se habían convertido en una esperanza para los ciudadanos, así como una tranquilidad al reducirse el paso de vehículos. Pero la realidad es otra muy diferente, como reconoce un ciudadanos, jubilado para más señas, que diariamente pasea por la ciudad. Su conclusión es un mensaje muy crítico: "Los peatones estamos vendidos".

Y razón no le falta, al menos así se puso de manifiesto en la comisión municipal de la movilidad, que se puso en marcha a raíz del incremento de atropellos en diferentes puntos de la ciudad. Pero se sigue en el debate, ya que las medidas son más bien pocas, así lo entienden los colectivos vecinales consultados de las zonas que están señaladas como "sensibles" en lo que a atropellos y accidentes se refiere.

Otra consecuencia del continúo transito de coches por las peatonales se refleja en el deterioro de las plaquetas de la calzada, y eso suponen un coste para las arcas municipales, debido a que se debe proceder, antes de lo previsto, a su sustitución. Además de que ya son muchos los ourensanos que presentaron la correspondiente reclamación patrimonial al Concello por caídas.

La falta de medidas ante estas y otras situaciones, se convierte en centro de las críticas de colectivos que forman parte de la comisión de movilidad, como es el caso del representante de STOP accidentes, Benito Bouzada, partidario de implantar acciones para mejorar la seguridad de los peatones.