Allariz medieval, irredenta y mágica volvió a echar los restos para celebrar la última y definitiva jornada de su Festa do Boi 2016, una cita lúdica y festiva que bebe en las fuentes de la historia, y que ayer cerró nueve días de celebraciones con el "maratón do boi", en el que todos los bueyes elegidos para participar este año, cuatro en total, salieron en estas últimas carreras del domingo, para despedirse de la fiesta pero de forma escalonada uno en la breve carrera de la mañana y tres por la tarde.

Tres bueyes, tres de raza limiá y de en torno a 650 kilos de peso cada uno, y que son mimados durante todo el año en el monte Penamá, fueron liberados para correr tras los mozos en el maratón de la tarde que, como explicó el alcalde de Allariz, Francisco García "remató al igual que estos nueve días de fiesta, sin ningún incidente, ni heridos" aseguró.

La prevención es algo que la organización mima de forma especial "controlando que todos los que corren estén en el mejor estado, es decir sobrios, que no haya niños en la carreras de adultos o que todos lleven el calzado adecuado", señala el regidor.

"Vamos a cumplir 700 años"

Este año la fiesta volvió a rememorar con nuevos aditamentos y la participación de vecinos y visitantes llegados de toda Galicia, un episodio ocurrido en el municipio hace 699 años, la "venganza" del vecino cristiano Xan de Arzúa quien, harto de que la colonia árabe que convivía en total armonía con la cristiana, se mofara cada año de la procesión del Corpus, decidió soltar un buey por las calles para amedrentarlos.

Pero el número redondo, los 700 años de la historia de Xan de Arzúa y su incruento origen de la Festa do Boi, se cumplen en 2017 "y estamos preparando ya un programa de celebraciones espectacular; empezamos a trabajar ya", explicaba ayer el alcalde de Allariz.

Este año la fiesta contó con alguna veta crítica, la de ciertos sectores animalistas que consideran atentatorio contra los derechos de los bueyes la celebración de una fiesta en la que, según recalcaba ayer la organización no se permite ni un solo golpe o daño al animal al que lo único que se le permite en estos días de fiesta, es salir de su lúdico retiro en los montes de Penamá donde viven a cuerpo de rey (o de buey) todo el año.

Por eso los organizadores piden que no se tergiverses el "modus operandi" de una fiesta declarada ya de Interés Turístico en Galicia y que atrae miles de personas y deja también miles de euros cada año en la villa de Allariz.