Una de cada cuatro personas que acude a los centros de Cáritas Diocesana de Ourense a pedir ayuda lleva más de tres años de alta en el registro de usuarios de esta entidad religiosa. Esto significa que la pobreza se hace crónica en la provincia mientras la respuesta de la administración pública a las necesidades básicas de las personas en situación de vulnerabilidad no siempre es ágil, lo que incrementa el número de peticiones de auxilio en las oficinas de la Diócesis.

Así lo explicaron ayer María Tabarés y Ángel Feijóo, directora y delegado de Cáritas Ourense, en la presentación de la memoria de actividad correspondiente a 2015. Según los datos recogidos en este documento, la entidad atendió el año pasado a 11.138 personas a través de acciones que beneficiaron a un total de 27.734. El 75%, o lo que es lo mismo, tres de cada cuatro, habían pasado antes por los servicios sociales públicos pero la cobertura que les ofrece la administración no alcanza para cubrir sus necesidades básicas. Tabarés confirmó que, por tercer año consecutivo, se constata el "agotamiento del derecho a las prestaciones", derivado de la "prolongación de las situaciones de desempleo". Esto ha generado un nuevo factor de riesgo, explicó la directora, que se traduce en el "crecimiento de los casos de personas que tienen cobertura por parte del sistema, pero que la ayuda que reciben no alcanza para cubrir sus necesidades básicas". Esto, unido a que no siempre la respuesta de la administración es ágil, indicó, "se traduce en la reiteración de solicitudes de ayudas básicas por parte de las personas atendidas en Cáritas".

Las mujeres son el rostro más visible en esta entidad porque son ellas las que lideran la búsqueda de soluciones familiares. Precisamente, los hogares más expuestos a la exclusión social siguen siendo los encabezados por una mujer desempleada joven, de hasta los 44 años, que lleva más de un año en paro, con cargas familiares, fundamentalmente hijos menores de edad, con formación básica, y una red de apoyo familiar y social débil. Además, Cáritas destaca también una mayor incidencia de los casos de personas que, pese a tener un empleo, éste no garantiza que se puedan cubrir las necesidades básicas. También aumentó en 2015 el número de hombres atendidos, siendo el más vulnerable el de mayores de 55 años, muy alejados ya del mercado laboral.