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Detección temprana para controlar los daños

El director xeral de Ordenación e Producción Forestal, Tomás Fernández-Couto, manifestó ayer que esta lucha biológica es experimental porque el Torimus también tiene sus especies autóctonas en España y es necesario controlar la interacción en términos de biodiversidad. La experiencia en otros países es positiva por lo que se prevé una consolidación "equilibrada" del parasitoide de forma que "llegará un momento en el que no será necesario reforzar la suelta porque estará presente el parasito natural".

En cuanto a la efectividad, Fernández-Couto relata que en todos los países en los que se produce la detección temprana del insecto y se inicia la suelta de Torimus desde el principio "la evolución es favorable y la plaga crece en extensión pero los daños se van controlando desde episodios muy tempranos". El objetivo es que en poco tiempo se equilibren las poblaciones y "los daños que produzca la avispilla sean un problema del castaño pero nunca a un nivel de plaga invalidando producciones de castaña".

En todo caso, señala que en la primera fase de aparición es "inevitable que no haya afección" en los castaños. Lo importante, añade, "es que no sea una afección crónica que un año tras otro debilite los árboles, sino que ese primer envite venga seguido ya de un control de la población para que las afectaciones no sean tan elevadas como cuando la plaga se desarrolla sin que ningún enemigo natural equilibre su población". Además, esta intervención temprana "ayudará" a que cuando llegue la avispilla al oeste de la provincia, donde se asienta la mayor producción de castaña de la provincia, "ya habrá detrás una población de control de su parásito importante", concluye el director xeral.

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