La parroquia de San Pío X, en el barrio ourensano de Mariñamansa, atiende hoy a 185 familias en situación de pobreza, según el cura Luis Rodríguez. Para que las ayudas disponibles lleguen al mayor número de necesitados, a los demandantes se les pide documentación sobre sus ingresos. La solidaridad no llega sólo a través de alimentos básicos, sino que también existen aportaciones para pagar recibos o la mensualidad de la vivienda, cuando la situación personal o familiar es acuciante. "Tenemos gente que ha ido al paro, alguno que ya no tiene prestación económica o que vive de la pensión de los abuelos y cuando fallece se queda sin soporte. A veces los trabajos que encuentran son muy precarios, de pocas semanas o días y no llega para sufragar los gastos del mes. En invierno hay una grave crisis energética. Muchas familias no pueden tener ni una bombona de butano", retrata el cura. San Pío organiza actos a lo largo del año para recaudar fondos, además de la aportación del Banco de Alimentos o de la Operación Kilo. Ante la pobreza crónica, "ha crecido la solidaridad. Curiosamente, los que más ayudan son lo más pobres y humildes. Hay personas con una pensión mínima que vienen todos los meses a dar su donativo".