Cinco años después de que la indignación saltase a la calle en forma de marchas, acampadas y concentraciones ciudadanas en las que se forjaron colectivos que han llegado a ocupar puestos políticos, el espíritu de lucha sigue vigente en la ciudad de As Burgas. La capital, donde la marea ciudadana logró tres concejales las pasadas elecciones municipales bajo el nombre de Ourense en Común, acogió ayer un acto reivindicativo para recordar a las administraciones que la indignación sigue viva y que no están dispuestos a resignarse, sino todo lo contrario. Pretenden con esta convivencia, a la que han llamado "Converxencia das loitas", reavivar aquella llama y promover una acción conjunta para combatir con más fuerza las desigualdades.

Portavoces de más de 20 colectivos y plataformas ciudadanas formaron un semicírculo en la plaza completado por ciudadanos que se fueron acercando y sentando alrededor para escuchar las inquietudes, problemas y aportaciones de los activistas. Entre ellos, representantes de Stop Desafiuzamentos, una organización que nació a finales de 2011 precisamente en las asambleas del 15M. En estos cinco años, explicaron, han ayudado a más de 100 familias ourensanas que han sufrido problemas de acceso a la vivienda, apartadas del sistema y desahuciadas de su hogar por cuestiones económicas sobrevenidas, en muchos casos, por la crisis económica, y en otros por la violencia de género. En la actualidad, prestan apoyo a cinco mujeres víctimas del machismo, uno de los colectivos más vulnerables, y recientemente lograron que la Xunta, a través del IGVS, facilitase una vivienda social en alquiler a una de ellas y su hijo autista. No obstante, la vivienda acarrea nuevos problemas pues no tiene muebles, el pago de impuestos no está al día ni dados de alta los suministros. Stop Desafiuzamentos reclamó ayer una mejor coordinación entre las administraciones y un mayor "compromiso", más allá "de fotos con pancartas cada vez que una mujer muere asesinada". La realidad es que "nada o poco cambió en estos años" por eso apoyaron la celebración de convergencias como esta que representan "actos políticos de resistencia".

El incremento de los casos de violencia de género, lo que llegaron a denominar como "terrorismo machista" y las políticas de la administración en este ámbito adquirieron protagonismo con la participación de otros colectivos como la Marcha Mundial das Mulleres o el Foro Feminista Falando Nós, entre otros.

Organizaciones tradicionales dentro del activismo social tomaron también la palabra para exponer sus experiencias como Ríos Limpos o la plataforma Pro Campus Digno que lideró el movimiento ciudadano contra la supresión de títulos científicos en Ourense y que logró movilizar a más de 25.000 personas en una manifestación histórica en la ciudad. Lideró la lucha contra la supresión de Física y su batalla ha favorecido que el campus pueda implantar en septiembre el grado de Enxeñaría Aeroespacial. El profesor Claudio Cerdeiriña explicó que la plataforma seguirá trabajando para ampliar la oferta científico-tecnológica en el campus y que no ha renunciado a los estudios de Ingeniería Física.

Frente a las históricas, se presentaron agrupaciones nuevas como el colectivo Recreo, formado por padres, madres y niños que fomenta la creatividad como complemento a la educación reglada y que los chavales se apropien de los espacios de la ciudad y sean críticos con ellos. O Masa Crítica, que reclama espacios urbanos para la bicicleta.

Los recortes en servicios públicos como la educación y la sanidad centraron parte del debate, así como problemáticas que se han ido presentando y que han derivado en la creación de nuevos colectivos. Es el caso de los padres que reclaman un centro público en Ourense para discapacitados mayores de 21 años, o la Asamblea Aberta Benposta, que anunció que en los próximos días presentará un proyecto educativo innovador para recuperar el espíritu de la Ciudad de los Muchachos y volver a convertir estos terrenos en un referente.