JAVIER FRAIZ | OURENSE

Sólo digo que la noche era lluviosa y desabrida, afuera. Por el contrario, en el Café Latino las canciones desfilaron con ese poder evocador que remite a un atardecer en un lugar idílico, que resta gravidez. Sonaba Moon River y el carillón de vasos y copas cesó su soniquete mientras la voz grácil de Sarah McKenzie, que no se quiebra cuando coge el ascensor, recordaba su "película favorita". Se giró sobre la balaustrada del escenario de madera del café, fundiéndose con ese plano de Audrey Hepburn en Desayuno con Diamantes.

En el tema definitivo, Embreceable You, un estándar del jazz que grabaron Sinatra, Chet Baker, Ella Fitzgerald o Nat King Cole, la fórmula funcionó de nuevo: la australiana, dulce y decidida, asida al micrófono; el guitarrista Jo Caleb construyendo un fondo líquido y ondulante. A la hora del bis, Tom Farmer (contrabajo) y Marco Valeri (batería), muy competentes en llevar la manija, habían ganado el fondo del local para acodarse, a continuación, sobre la barra, donde el espectáculo continuó otro rato, ya sin partituras.

Era la primera vez que la pianista y compositora australiana recalaba en España, y se auto invitó para la próxima edición del Festival de Jazz de Primavera. Eduardo Rodríguez, el propietario del Latino y responsable de la programación de la cita, que cumple este mayo 20 años, asentía desde detrás de la barra, que es la fila cero de los conciertos. Poco antes dijo con un resoplido todo lo que se podía decir, a lo sumo, tras un solo maravilloso del guitarrista.

Es la "futura Diana Krall", introdujo el productor a Rodríguez para que no se lo pensara. Sarah Mckenzie, por ahora, se concentra en ser ella misma. "We could be lovers", con un buscado equilibrio entre temas populares y canciones propias, es su tercer y último disco, el primero en el prestigioso sello Impulse! El club ourensano dio la aprobación a su propuesta de jazz clásico, con pasajes de bossa nova (para muestra, su original "Quoi, quoi, quoi"), melódicas baladas y un swing radiante como el que subrayó otro clásico, "Come Rain or Come Shine". Lleno el local como de costumbre, el lunes dejó de ser lunes, nadie recordará la noche inclemente.