Fernando Federico S. D. O., hispano portugués de 34 años, y Jancarlo K. M., un dominicano de 25, fueron detenidos hace un año por el atraco y brutal paliza sufridos por un constructor de Ourense cuando volvía a su chalé, la madrugada del 1 de diciembre de 2013. Los dos, juzgados ayer, junto un tercero, C.A.M.L. -expulsado a República Dominicana antes de los arrestos-, cometieron presuntamente el robo violento. Los delató un joven que entonces era menor de edad y que supuestamente se quedó dormido el día de los hechos, pero asistió al reparto posterior del botín. El testigo confesó todo a la Policía y mantuvo la versión ante el juez en el paso a disposición judicial. Ayer, en la vista oral, al igual que en su última comparecencia durante la fase de instrucción, se desdijo. "Me lo inventé todo. La Policía me dijo que ellos me habían echado la culpa, y yo se la eché a ellos", declaró ayer.

El testigo clave, que tenía 16 años en el momento de los hechos, sugiere que los agentes lo presionaron y amenazaron con implicarlo en el delito. "Estaba nervioso y declaré lo que más me convenía en el momento. Con el tiempo me sentí mal por la mentira y porque dos personas estuvieran presos por mí. Me inventé esto; no fueron ellos", fue entrelazando en su interrogatorio.

La fiscal, que solicita 7,5 años de cárcel para cada uno de los acusados por delitos de lesiones y robo con violencia e e intimidación, subraya que la explicación variada del testigo "no es lógica" y recuerda que "pudo haber contado al juez la supuesta situación de presión sufrida". La representante del ministerio público llamó la atención sobre el hecho de que "en su declaración a la Policía clavara el robo. Da detalles que no se pueden saber sin conocimiento directo". El testigo repitió que se enteró de escucharlo "en la calle" y que la pistola a la que hizo referencia era una de fogueo suya.

Las defensas, en cambio, se aferran al cambio de versión del joven y a su supuesto carácter de "mentiroso compulsivo". La de Fernando Federico protestó porque el juzgado no accedió a incorporar los informes médicos del menor. La juez de apoyo al Penal 1, Noemí González, tampoco la aceptó ayer, explicando que la credibilidad del testigo se analizará en la propia sentencia. Tras advertirle de que mentir en su declaración puede acarrearla condena de cárcel, la magistrada le preguntó si había sido amenazado o presionado para no incriminar a los acusados. Él lo negó. También su madre.

Los sospechosos niegan todo

Los dos sospechosos negaron toda implicación en el plan, la comisión del atraco y el reparto del botín. La Policía los puso en el foco después de que otros detenidos por hechos similares pusieron sus nombres sobre la mesa. Según el inspector jefe de la UDEV, además, en el entorno de un pub de O Couto se jactaban presuntamente de haber cometido los hechos.

La Policía los arrestó en abril de 2015. En el registro de la vivienda de Jancarlo, que trató de escapar, sin éxito, tirándose por una ventana desde 3 metros de altura, los agentes encontraron un pasamontañas con agujeros, otro en dos piezas presuntamente utilizados por los acusados durante el atraco, así como un reloj dorado de la marca C C Quartz, supuestamente de la víctima. En la vivienda de Fernando apareció otro pasamontañas.

Los acusados alegan que el reloj pertenecía a una chica y era "de los chinos". La defensa cuestiona el reconocimiento, porque le fue exhibido a la víctima en una fotografía. "Ni siquiera coincide la marca", añadió una abogada. Además, aducen que los pasamontañas eran utilizados para esquiar, según Fernando, o para ir en moto, en caso del otro acusado.

En el juicio de ayer no pudo escucharse la versión en directo de la víctima, que está hospitalizado por una enfermedad grave. Su primera declaración fue leída.

Volvía a casa sobre las 3 de la mañana del 1 de diciembre de 2013, tras una cena con unos amigos. El hombre, un constructor de Ourense, iba a entrar en su chalé de la calle Asunción, en la zona de la Universidad, y fue abordado por tres hombres que ocultaban su rostro con un pasamontañas. Dos de los tres asaltantes se aproximaron a la víctima empuñando una pistola, que no ha podido determinarse si era de fuego o de fogueo. Los delincuentes forcejearon con el empresario y lo arrojaron al suelo, momento en el que se sumó el tercer autor. Tras golpear y aturdir a la víctima con la pistola, le arrebataron las llaves y accedieron.

Tumbaron al constructor en un sofá y lo golpearon con patadas y puñetazos. La víctima fue inmovilizada por los acusados mientras el tercero subió al primer piso del chalé. Bajó poco después para exigir la llave de la caja fuerte. Los tres individuos subieron al hombre a la fuerza. Éste les dio una llave que no se correspondía con la caja, lo que hizo que los asaltantes lo golpearan y amenazaran de nuevo. Finalmente, se apoderaron de un reloj y 40.000 euros.

Seguidamente, los delincuentes se dirigieron al piso inferior, en la que había otra caja fuerte. Una vez abierta con las llaves facilitadas por la víctima, se hicieron con 10.000 euros. A continuación, ataron las manos al constructor con unas bridas y le advirtieron que no avisara a nadie. La víctima suplicó que le aflojaran las ataduras y le dejaran algo de dinero. Los atracadores accedieron y arrojaron al suelo unos 700 euros, abandonando después la vivienda y dirigiéndose a la casa de uno de ellos para repartirse los efectos sustraídos.

En este procedimiento llegó a haber un tercer sospechoso, J.M.M.B., también de nacionalidad dominicana. Fue detenido y estuvo imputado, pero finalmente salió absuelto.