Ha fallecido esta madrugada en su aldea natal de Arnoia, José Alberte Rodríguez, más conocido como "Pepe Fechoría". Este emigrante ourensano se convirtió en uno de los personajes más populares de la Argentina. Nació el 20 de mayo de 1931, pocos días después de la declaración de la Segunda República. Desde joven se dedicó con su familia al comercio, actividad que le gustaba. También como era común en esa época realizó contrabando de productos alimenticios hacia Portugal. Su aldea quedaba a orillas del río Miño en Ourense, con su padre aprendió también el oficio de peluquero, tal como avanzó el Grupo de Comunicación Galicia en el Mundo.

Emigró, como la mayoría de sus paisanos, desde el puerto de Vigo en el buque "Yapeyú" hacia Buenos Aires en 1949. El barco paraba en todos los puertos del Brasil. Pepe era un joven que miraba todo con gran curiosidad. Soñaba con "hacer las Américas". Por aquel entonces gobernaba el general Perón y Evita era la líder de los Descamisados. La Argentina en aquellos tiempos era próspera y había mucho trabajo. Era posible ahorrar y tener una vida digna. En aquel país le esperaba un tío hermano de su padre.

Comenzó a trabajar en la Fábrica Argentina de Alpargatas, luego de peluquero, hasta que lo contrataron de lavacopas en el bar Güemes. El dueño del bar resuelve en 1959 retirarse de la actividad y reúne a sus empleados, a los que les propone que se hagan cargo del mismo. Cada uno de ellos se hace cargo de una parte de la sociedad y se reparten los puntos, modalidad esta que se utilizaba para determinar el porcentaje que tenía cada miembro. El expropietario lo bautiza como 'II Vero Fechoría', quedando para la historia simplemente como Fechoría.

El restaurante estaba ubicado en la avenida Córdoba 3921, en la Capital Federal. Al principio, los clientes eran los vecinos o la gente que trabajaba por la zona. Pepe, que era simpático y muy hablador, comenzó a tener un trato especial con la clientela. Siempre tenía alguna palabra amena, una anécdota, un comentario de actualidad o algún chiste. Cuando las mesas iban terminando de tomar el café se acercaba para hacer algún comentario y cuando tenía confianza se tomaba algo con los clientes. Siempre enviaba una ronda de café gratis.

El lugar comenzó a ganar fama de tener un menú de buena calidad y de precios económicos. Los viernes y sábados, como así también los domingos, el restaurante se llenaba. Muchas veces los clientes hacían cola y tenían que esperar media hora para poder ocupar una mesa. Otros ya con antelación la reservaban. A Pepe se le ocurre alargar el horario, hasta altas horas de la madrugada. Y es así como comienzan a llegar los actores y bohemios después de terminar sus actuaciones.

A mediados de los años 70 comienzan a frecuentar el establecimiento algunos políticos y artistas. La decoración antigua de bodegón le daba cierto toque bohemio. Por ese entonces ya Pepe le da su propia impronta al lugar y lo empiezan a conocer como "Pepe Fechoría". El boca a boca hizo el trabajo posterior. Y en los años 80 y 90 se convirtió en el restaurante de moda, de los más destacados políticos y artistas del espectáculo. Pepe Fechoría era el centro de las atenciones del lugar. El mayor prestigio de los clientes era que este los reconociera por su nombre y posteriormente se sentara en su mesa, aunque fuera unos segundos. Los hermanos Sofovich y el propio Saúl Menem tenían una mesa permanentemente reservada.

Lois Pérez Leira recuerda que "cuando lo conocí en Buenos Aires, que me lo presentó Francisco Lores en una cena, junto al escritor Arturo Cuadrado, me contó algunos aspectos de sus inicios, me decía mientras compartíamos un buen vivo mendocino: 'Esto era una maravilla. La gente tenía dinero y lo gastaba a manos llenas. Iba a los espectáculos, salía a cenar, colmaba los bares. El centro de la ciudad no dormía nunca. Fue el mejor momento del tango, del fútbol, de la literatura, del periodismo. Imagínate cómo me sentía yo ante ese nuevo mundo, un galleguito flaco, criado en la posguerra, hambriento".

Entre las figuras que fueron habituales y protagonistas de aquella tertulias gastronómicas estaban el expresidente Raúl Alfonsín, Julio Iglesias, Serrat, Sabina, Nuria Espert, Manuel Fraga Iribarne, Lola Flores, Héctor Alterio, Analía Gadé, Luis Eduardo Aute, Víctor Manuel y Ana Belén. No faltaba su amigo personal Alberto Cortez. En los inicios de los 90 será el punto de mayor gloria, cuanto todo el glamour de Buenos Aires se daba cita todas las noches. Entre los infaltables estaban el presidente Menem, Hugo Sofovich, Moría Casán, Pepe Parada y su hermano Emilio Disy. Las revistas del corazón llenaban sus páginas y portadas con fotos de los clientes más destacados. El champán Moët Chandon era la culminación de una noche exitosa, donde se hablaba de todo. Allí se resolvían cuestiones de Estado, se cerraban grandes negocios o se producían efímeros romances. En sus mesas se podían ver a Graciela Borges, Juan Carlos Thorry, Norma Alejandro, Federico Luppi, José Sacristán, Francisco Rabal, Fernando Fernán Gómez, María Dolores Pradera, entre otros.