La Adega do Emilio cerró ayer de forma definitiva sus puertas. El hijo del anterior responsable, que se encontraba al frente desde la muerte de su progenitor en enero de 2014, explica que "las altas condiciones económicas establecidas por los arrendatarios" del restaurante, hacen imposible la viabilidad del negocio actual. "Desde el comienzo, por su parte, todo han sido pegas, quejas y negativas, sin posibilidad de diálogo o negociación para poder llegar a un acuerdo". Y anuncia que tras un período de descanso, iniciará un nuevo proyecto, dentro del mismo sector.