La miseria y dificultades que ahogaban a muchas familias en el Vigo de los años 40 y 50 no era capaz de tapar la sonrisa y optimismo de los más pequeños. Muchos niños que no tenían libros aprendían a leer por medio del diario decano y les gustaba pensar que algún día podrían salir en él. "Recuerdo una vez tres hermanos que estaban preocupados porque su padre se iba al mar por muchos meses y me decían: "bueno, si le pasa algo malo siempre podremos salir en FARO". Era un poco bruto pero lo decía bromeando", comenta Sor Dolores mientras ojea el periódico.