Celso B. A. no era considerado sospechoso de la desaparición de 6 pistolas del búnker de la Comisaría de Policía Nacional de Ourense. La sorpresa y consternación por su suicidio en plena Comisaría, el pasado sábado, se hicieron mayúsculas al descubrir evidencias de su posible implicación con el robo de armas ocurrido en 2014. El agente, destinado desde 2006 en Ourense y con funciones en el área de prensa y participación ciudadana, se inculpó del hecho así como de la filtración a Asuntos Internos que desencadenaría, el pasado noviembre, el arresto de dos agentes antidroga y el desmantelamiento de la brigada. La investigación estaba cerca y medios policiales anunciaban una pronta identificación del autor o responsables. La confesión la puso por escrito en un correo electrónico enviado a varios compañeros antes de quitarse la vida. Además, pidió perdón por poner la sombra de la duda en compañeros "inocentes".

La Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV) trabaja con estos datos sin descartar, por ahora, la "posibilidad", resaltan sin darlo por categórico, de que otro agente o agentes estuvieran implicados, como cómplices o encubridores, en la desaparición de las armas y en la elaboración de los escritos anónimos que retrataban una especie de trama de corrupción en la Comisaría, con la diana puesta en determinados agentes y el tráfico de drogas.

Como el móvil era una especie de venganza o perjudicar a determinados compañeros, la Policía Judicial sigue las pesquisas para resolver si hay más policías culpables, e incluso si la muerte de Celso B.A. se pudo ver condicionada. Tampoco se puede dar por cerrado el caso cuando aún faltaban por aparecer tres armas oficiales.

El fallecido, de 48 años y en el cuerpo nacional desde 1991, entró con su moto en la Comisaría de Ourense poco antes de las 16 horas del sábado. Accedió por el garaje y fue a su despacho del área de prensa, situado en la quinta planta de las dependencias de As Lagoas. Envió un mensaje de whatsapp anunciando el desenlace a un grupo de amigos, y también remitió un e-mail para autoinculparse. Después, se disparó en la cabeza con una de las armas robadas.

Sobre las 10 horas del sábado, unas 5 más tarde del suceso -la deflagración no se oyó en el interior-, fue encontrado el cadáver. Pero en el despacho, además, la Policía Judicial hallaron 3 de las 6 armas desaparecidas desde el verano de 2014, un revólver y dos pistolas.

Según ha trascendido, el agente encontrado muerto también habría sido el responsable de las filtraciones a la unidad de Madrid y a determinados medios de comunicación. Esta última comunicación se produjo en febrero de 2015, cifrando en 6 las armas desaparecidas y hablando de un supuesto tráfico de armas en la Comisaría de Ourense, y de que una de las desaparecidas había sido utilizada en el atraco mortal que costó la vida a una agente de Policía, en Vigo; una posibilidad descartada categóricamente de inmediato.

La Policía Judicial cree que la sustracción se produjo, en cambio, en una única ocasión en el verano de 2014. Esto es así porque el anónimo dijo, en noviembre de 2014, a Asuntos Internos que habían desaparecido 6 pistolas, cuando a esas alturas solo se conocía la falta de 3, hecho que dio lugar a una denuncia en septiembre de ese año. La Comisaría se dio cuenta de las otras tres en febrero de 2015.

La aparición de tres de las seis armas en el despacho de prensa donde el policía se quitó la vida el sábado deja por localizar las tres restantes. La magistrada encargada del caso bajo secreto de sumario, la titular de Instrucción Número 3 de Ourense, Eva Armesto, autorizó el lunes una entrada y registró en la vivienda del policía fallecido. En su domicilio no aparecieron.