El Concello de Ourense aprobó en 2007 por unanimidad del pleno su primer Plan Estratégico Termal. El complejo trabajo pretendía marcar la hoja de ruta para la explotación de la riqueza subterránea más valiosa del municipio: los tres millones de litros de agua mineromedicinal que manan cada día por las surgencias termales del municipio, la mayoría de ellas en la actualidad desaprovechadas.
Nueve años después, los grandes proyectos termales de la ciudad, entre ellos el gran balneario de As Burgas, el hotel de cinco estrellas del entorno del matadero, el bulevar y ronda termales, la reconversión de la vieja cárcel de Progreso en un hotel balneario y, así, hasta una veintena de grandes proyectos más, son todavía papel mojado de los que solo existe su recreación infográfica.
La anulación, por sentencia firme del Plan Xeneral de Ordenación Municipal (PXOM) de Ourense en 2011 dejó a la ciudad en una situación de vacío jurídico en materia urbanística, que aún perdura, al estar pendiente de revisión y aprobación definitiva el nuevo plan. Esa inseguridad, que frenó proyectos como Hipercor o Eroski, frenó la llegada de inversión privada, en algún caso de origen nipón, para algunos de los proyectos termales.
El concejal de Urbanismo, José Cudeiro espera poder tener listo para aprobación antes de fin de año, un nuevo PXOM y conseguir luego el imprescindible apoyo de la oposición para sacarlo adelante. Pero desde 2007, es decir tres gobiernos municipales y seis alcaldes después, ninguno de los grandes proyectos previstos, algunos de diseño majestuoso como el hotel cinco estrellas pudieron llegar a materializarse.
Los proyectos se mantienen
El nuevo PXOM revisado por el actual gobierno, ha incluido once cambios en su planimetría, sobre el que le dejó aprobado inicialmente el PSOE, pero según explica el gobierno local, esos cambios no han afectado a esos grandes proyectos incluidos en el Plan Estratégico Termal que se mantienen.
En esa importante lista de proyectos se incluyen también obras como la remodelación de la plaza de abastos y su entorno, que por estar en un entorno declarado Bien de Interés Cultural fueron incluidos dentro del PET y para el que ahora empieza a verse la luz.
