El agente hallado muerto de la Comisaría de Ourense, el pasado sábado, se inculpó en un correo electrónico de la sustracción de varias armas del búnker, en 2014. También reconoció que él hizo los escritos anónimos enviados a Asuntos Internos (de ahí partió una investigación nutrida por datos inciertos que llevaría a la detención de dos agentes antidroga), así como a algunos medios de comuniación.

En el despacho donde se quitó la vida aparecieron 3 de las 6 pistolas echadas en falta. Según la investigación, se disparó con una de ellas. La Policía Judicial sigue con el caso, decretado secreto por la juez de Instrucción 3. Ayer registraron su vivienda para tratar de localizar las 3 armas aún desaparecidas.

La Comisaría da por esclarecido el hecho, que era investigado por otro magistrado. Pero no descarta que, pese a la autoinculpación del fallecido, que hoy será enterrado, otro policía o policías hubieran sido coautores o cómplices, y también investiga si la confesión del funcionario estuvo o no condicionada por terceras personas. La tragedia y tales circunstancias macabras acentúan el peor año de la historia de la demarcación de Ourense.