Un total de 31 cosecheros de la denominación de origen del Ribeiro pondrán en el mercado en esta campaña 703.060 botellas de vino de variedades nobles -treixadura, godello, albariño, loureira y torrontés-, pertenecientes a la campaña de 2015, que se consumirá en Galicia, Asturias, Madrid, Cataluña y País Vasco, junto a otras comunidades españolas. También cuenta con notable presencia en Reino Unido, Bélgica, Holanda, Australia, Japón, Estados Unidos y Canadá. La horquilla de precios va desde 15 a 30 euros.

El Náutico de Castrelo de Miño acogió ayer por la tarde una exposición y degustación de vinos, que disfrutaron los invitados -responsables de restaurantes y distribuidores de Galicia y Asturias-, acompañados de un pincho/cena elaborado por los cocineros Xoán Crujeiras Lista, del Restaurante A Estación de Cambre, y Héctor López López, del Restaurante España de Lugo. También participó Juan Luis García, sumiller de Casa Marcial.

Los integrantes de la Asociación de Colleiteiros do Ribeiro solo pueden elaborar vino con la uva procedente de sus propias viñas. Los cosecheros no pueden comprar uva. Solo pueden trabajar con el producto de las parcelas que tienen en propiedad o en régimen de alquiler. Pero además, no les está permitido superar los 60.000 litros al año de producción. En el caso de que rebasen esa cantidad o compren uva, pasarían a ser catalogados como bodegas.

El vino elaborado por los productores procede todo de ladera, aunque con diferentes tipos de suelo, que ofrece la ventaja de lograr mejor maduración, porque a las uvas "les pega más el sol". Este año pondrán en el mercado 416.820 litros de blanco y 110.475 de tinto.

La ventaja que ofrecen las marcas de los cosecheros es que mantiene un perfil determinado a lo largo del tiempo, porque la producción se realiza siempre en los mismos terrenos, con el mismo microclima y las mismas variedades. El problema, que en un año de meteorología adversa, las heladas, el granizo o las enfermedades de la vid pueden arruinar hasta el 50% de la cosecha, por lo que el mercado queda desabastecido, con la necesidad de recurrir a otras alternativas.

Debido a estos problemas, los restaurantes que mantienen una demanda importante de este producto, "suelen comprar con previsión, porque se produce muy poquito", explica el presidente de la Asociación de Colleiteiros Embotelladores do Ribeiro, Brais Iglesias.