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La juez que negó medidas de protección a la mujer asesinada en el CHUO cambia de destino

Se va del juzgado que lleva el crimen tras su ascenso a magistrada

Familiares y vecinos de Verín se movilizaron para exigir justicia, tras el crimen de Isabel Fuentes. // Brais L.

La juez de Primera Instancia e Instrucción Número 1 de Verín, Cristina Fernández Viforcos, cuestionada por la familia de Isabel Fuentes porque descartó centrar las sospechas en el esposo tras la primera agresión en el domicilio, dejará el juzgado de la localidad ourensana, donde se instruyen en unas mismas diligencias la tentativa previa y el asesinato consumado, en el hospital de Ourense, el 8 de mayo de 2015.

La autoridad cambia de destino, tal y como acredita el hecho de que el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) haya sacado a concurso la cobertura de vacante en su actual sede. El juzgado mixto número 1, con competencias en violencia de género, figura en la relación para la provisión de destinos, según un acuerdo de 31 de marzo de la Comisión Permanente del Consejo General del Poder Judicial. La convocatoria fue anunciada ayer en el Boletín Oficial de la Provincia. Fuentes judiciales apuntan que la mudanza, fechada para finales de mes, se debe a su ascenso a magistrada y que el destino será Ponferrada. Se da la casualidad de que la juez sustituta del 2, Mónica Fernández, también deja Verín estos días, por motivo de la reincorporación de la titular.

La familia de la víctima planteó una queja al Poder Judicial, con la convicción de que la muerte de Isabel Fuentes pudo evitarse. Cinco días después de la primera agresión, la Policía Judicial de la Guardia Civil plasmó en un atestado el "peligro" que supondría que Aniceto Rodríguez Caneiro, el presunto asesino, continuara acudiendo al hospital para visitar a su mujer. Los investigadores lo señalaban como el principal sospechoso de la primera tentativa homicida, tras desmontar que la mujer hubiera sido víctima de una agresión de extraños.

El esposo dijo que unos ladrones entraron en la vivienda y agredieron a su esposa. No faltaba nada y la inspección ocular demostró que los cristales de la puerta de entrada se habían roto desde dentro. La Guardia Civil localizó un martillo, bajo el sofá, con el que presuntamente Aniceto Rodríguez golpeó brutalmente a Isabel Fuentes.

Cristina Fernández Viforcos rechazó poner el foco en Aniceto Rodríguez al rebajar el atestado a "conjeturas insuficientes", y no ver indicios para restringir sus visitas al CHUO. La señora, de 66 años, quedó en coma. Tras casi un mes de recuperación, y cerca ya de volver a poder comunicarse según sus familiares, el esposo la remató en la cama del hospital de Ourense.

La familia, representada por la abogada Beatriz Seijo, pidió al Poder Judicial la apertura de un expediente. El Promotor de la Acción Disciplinaria archivó la investigación, tras considerar que la instructora de Verín adoptó las resoluciones que consideró oportunas, de acuerdo a la ley. La acusación particular recurrió y adujo que la juez "ocultó" un caso de violencia de género, porque supuestamente solo informó a la Fiscalía por teléfono, sin remitir una copia física del atestado. A su parecer, la magistrada debió convocar una comparecencia para decidir posibles medidas. De su recurso, formulado hace meses, no han obtenido respuesta. El día de la declaración de Aniceto Rodríguez, el pasado mes de marzo, una prima, María Isabel López, también lamentó la falta de medidas de la Guardia Civil. "Hubo muchos fallos, pudieron hacer más. Tenían que haberlo detenido".

Pendiente un examen forense

La marcha a un nuevo destino de la juez que ha llevado el caso se consumará antes de que la instrucción finalice, y casi un año después del crimen. Viforcos dejaría la sede el 28 de abril, según las fuentes.

El fiscal delegado de Violencia de Género, Julián Pardinas, confiaba en poder celebrar juicio en 2016, pero aunque la instrucción se encuentra avanzada, quedan diligencias de las partes por realizar, como es la petición de la defensa para que los forenses determinen si Aniceto Rodríguez, con independencia del ictus padecido tras el crimen, sufría una afectación mental en el momento en que mató a su mujer.

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