A uno de los socios de un bar del centro urbano de Xinzo de Limia, le tocó sufrir la conducta violenta de dos vecinos de la localidad, padre e hijo menor de edad, de etnia gitana. Los dos familiares, clientes ocasionales, terminaron detenidos por un delito de amenazas, otro de tenencia ilícita de armas y un tercero de daños, según la Guardia Civil. Está previsto que hoy pasen a disposición del juez de instrucción y de la Fiscalía, respectivamente. El progenitor, D. S. R., tiene 38 años. El menor, 16.

El hostelero recuerda los hechos, pero pide el anonimato. Ayer, con medicación, trataba de recuperar la tranquilidad. "Al final no pasó nada pero el susto no me lo quita nadie. Nunca había tenido ningún problema en el bar", decía el hombre, de 32 años. A las 22,30 horas del miércoles, una veintena de clientes presenciaban por televisión el partido de Champions League entre el Wolfsburgo y el Real Madrid. El primero en entrar en el establecimiento fue el progenitor.

Tiró un cigarrillo al hostelero

Venía, presuntamente, con síntomas de haber bebido y con una actitud agresiva. "Estaba alterado, entró con un mechero y un cigarro en la mano, le dije que aquí no se podía fumar, le invité a que saliera y me lo tiró encima", explica este hostelero de Xinzo. En ese momento, era el único que atendía el establecimiento, así que optó por la prudencia. "Traté de que se calmara sirviéndole un chupito de licor". El individuo se marchó pero, poco después, regresó al local en compañía de su hijo.

La tensión se multiplicó. Según la versión de la víctima, el progenitor esgrimió una pistola, lo encañonó a él y también a otros clientes del establecimiento. "Algunos se dieron cuenta de que había sacado el arma; otros muchos se quedaron en shock", asegura el hostelero. Con una barra de hierro, el individuo también causó daños en el local. "Golpeó la barra y el escaparate y rompió cristales". Según su manifestación, el adolescente habría participado en las amenazas y daños.

Lo más peliaguado ocurrió al final. Cuando padre e hijo se marchaban del local, habrían disparado contra el letrero exterior. La Guardia Civil recogió como prueba un casquillo del calibre 6,35 milímetros.