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Un sueño frustado, que hubiera cumplido en 2016 los 60 años de vida

Estado en el que se encuentran algunas construcciones. // Iñaki Osorio

De aquel proyecto inicial del Padre Silva quedan, cinco años después de la muerte del fundador, las siluetas de los edificios que dieron brillo durante varias décadas a aquel modelo educativo, con tintes de república independiente, en la que se pretendía crear un mundo en el que el niño era el rey, así como el epicentro de un idea basada en la formación educativa convencional y en las artes del circo.

Más de 40.000 niños pasaron por los centros de Benposta que luego se fueron abriendo por el mundo, pero el cambio de modelos sociales, o tal vez el propio modelo benposteño que no encontró hueco, con el devenir de los años, fueron complicando un proyecto que, acuciado por las deudas, obligó a ir cerrando primero el centro escolar, luego la escuela de imagen y sonido y se quedó sin gente. Unas familias han vuelto a repoblar Benposta para que el conjunto no cierre del todo.

Hace ya más de doce años se entablaron las batallas más duras entre dos grupos de benposteños, los contrarios al padre Silva, fallecido en 2011 tras ser testigo mudo del progresivo deterioro de su gran sueño, y la de los afines, que acabaron creando la Fundación Benposta para convertir la instalaciones en una bien cultural a proteger. Si nada se hubiera torcido, la Ciudad de los Muchachos hubiera cumplido en 2016 los 60 años de historia.

Museo y festival de circo

Antonio Martínez cree que "es una cobardía política que estén acabando con Benposta, que llevó el nombre de Ourense por el mundo no tenga ayudas de las instituciones para convertirse en un museo, con una escuela de circo y se ser sede mundial de un festival internacional de escuelas de circo, algo que no existe en el mundo".

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