Con una larga espera de dos años, el Centro del Coñecemento de La Molinera inicia su andadura con diferentes acciones formativas -que se concretan en catorce cursos gratuitos que van desde informática básica e internet, imagen y vídeo, páginas web, ofimática a charlas por videoconferencia-, con las que se pretende impulsar una infraestructura que para el gobierno municipal debe ser una referencia en materia de investigación y tecnología.
Pero en lo que incide el alcalde Jesús Vázquez es en la apuesta del gobierno municipal por impulsar el Centro del Coñecemento, que "en un tiempo récord se puso a disposición de la ciudadanía las instalaciones", y con la filosofía de "puertas abiertas" se pretende que la planificación de actividades se haga en base a la participación y con propuestas aportadas por los ourensanos que acudan.
En esa misma línea, el edil de Servicios Generales y Promoción Económica, Jorge Pumar, destaca la importancia de La Molinera para convertirla en "una fábrica de conocimiento". De ahí que se realizará una "cronografía de actividades y actuaciones" durante todo el año y en las que tendrán una participación activa otras administraciones.
Otro de los aspectos que se destaca por parte del gobierno municipal es que la apertura de La Molinera permitió el traslado del aula CeMIT que gestiona la Xunta y que estaba en la calle Progreso, lo que permite ahorrar 31.714,92 euros que paga anualmente el Concello por el alquiler del local.
Aunque estiman de forma positiva la apertura del Centro del Coñecemento, los grupos de la oposición señalan estar a la "expectativa" de acontecimientos y, sobre todo, su desarrollo real, que se debe traducir en trabajos de investigación. Así, el edil de Ourense en Común, Miguel Doval, que fue una de las personas que más significó en su trabajo, primero en la recuperación de La Molinera y luego por la construcción del nuevo centro, proclama la necesidad de que los ciudadanos "tomen las instalaciones y realicen sus trabajos".
Sobre el ahorro del que se habla con el aula CeMIT, Doval explica que "también hay que decir que la adaptación tuvo un coste de 60.000 euros". Y sobre el aparataje que durante más de dos años estuvo en un almacén del Concello, el concejal cree que "en principio sirve". En cuanto al director del centro, el arquitecto municipal César Pichel, se da la paradoja de que fue uno de los que en su momento estaba en contra de la recuperación de La Molinera, recuerda Miguel Doval.
