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Más de cincuenta actores representan la crucifixión de Jesús en la iglesia del monasterio de Celanova

Utilizaron vestimenta de época, cedida por la Festa da Istoria y la Festa do Esquecemento

Momento de la crucifixión, con el alzado de la cruz desde el suelo del templo. // Jesús Regal

Más de cincuenta actores representaron la crucifixión de Cristo en la iglesia de Celanova, una tradición que mantiene esta localidad ourensana desde hace 26 años, bajo la dirección de Alfredo Vázquez Dorado. El momento culminante fue cuando procedieron a clavar y atar en la cruz, que reposaba sobre el suelo del templo en una zona próxima al altar, a Álex Díaz -un abogado de 28 años que representó el papel de Jesús por tercer año consecutivo, tras tomarle el relevo a José Luis Ferro, después de que fuera elegido alcalde-. Posteriormente tiraron por las cuerdas, para levantar el madero, con el dramatismo y los diálogos propios de la pasión.

Los actores utilizaron vestimenta de época, cedida por los organizadores de la Festa da Istoria de Ribadavia y de la Festa do Esquecemento de Xinzo, por lo que el acto "tuvo una vistosidad impresionante". También contó con sonidos y efectos especiales, debido a la intervención de ocho músicos, junto a personal de apoyo. La representación tuvo una duración de noventa minutos, al ampliar el texto y el dramatismo del juicio contra Jesús, por lo que algunos feligreses no pudieron evitar las lágrimas.

Entre los momentos de mayor impacto, además de la crucifixión, hay que destacar la flagelación, los truenos que se escuchan cuando muere Cristo, con la posterior caída de agua dentro de la iglesia -un grupo de colaboradores la vierte con una regadera desde la cúpula del templo-, el apagado de luces y la aparición de humo, gracias a la cesión de material realizado por la orquesta Nevada.

La representación se inició con las bienaventuranzas, para dar paso luego a la última cena, que realizó Jesús con los doce apóstoles en torno al altar de la iglesia de Celanova, reconvertido en mesa para la ocasión. Otro de los momentos más intensos fue la ruidosa entrada de agentes públicos con Judas, en el Huerto de los Olivos, causando un gran estruendo con bombos y tamboriles, por lo que huyeron los apóstoles, mientras hacían prisionero a Jesús. Y cayeron al suelo las treinta monedas de oro, el precio de la traición.

Un grupo de diez actores se emplearon a fondo para representar la muchedumbre, exigiendo a grito limpio la crucifixión de Jesús.

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