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El obispo invita a los niños "a empezar a ser constructores de paz desde la escuela"

La procesión de Ramos partió ayer del parque de San Lázaro encabezada por la imagen de La Borriquilla y atravesó el Paseo hasta la catedral, donde se ofició la misa

Cientos de personas participaron ayer en el acto solemne del Día de Ramos, con la Procesión de la Borriquilla o Paso de los Niños, que rememora la entrada a Jerusalén de Jesús el Nazareno aclamado por los hebreos con palmas y ramas de olivo hace ya 21 siglos , y que supone ahora un paso clave en el inicio de los actos religiosos del calendario cristiano de la Semana Santa.

Un Día de Ramos que arrancó a las 11.15 horas de ayer en la fachada de la Subdelegación del Gobierno, con la bendición de los ramos de olivo, laurel y las palmas que portaban los fieles, por parte del obispo de la diócesis, Leonardo Lemos, quien hizo una llamada directa a los niños allí presente, para que sean la voz de Jesús en la tierra "y para que empecéis ya siendo constructores de paz desde la escuela, en el patio del recreo, cuando estáis jugando con vuestros compañeros", señaló.

GALERÍA | La Borriquita arranca la Semana Santa en Ourense. // Iñaki Osorio

Enfatizó además que "el Jesús que hoy viene llega para quedarse" pero recordó a los presentes que el mejor homenaje que puede ofrecer un cristiano es "comenzar luchando por la causa del hombre", pues "somos muy pobres sino somos capaces de darnos a los demás" insistió el obispo.

El prelado de la diócesis estuvo acompañado en este acto de festivo previo a la salida de la procesión, por el subdelegado del Gobierno, Roberto Castro, el alcalde de Ourense, Jesús Vázquez, y el diputado del PP por Ourense Celso Delgado y sobre todo por una amplia representación de fieles, que acompañarían en la procesión que encabezada por el paso de La Borriquilla que se guarda durante todo el año en la catedral, y que partió por la calle del Paseo, hasta la la seo catedralicia, donde se ofició una multitudinaria misa, pues allí esperaban la mayor parte de los fieles, muchos de ellos niños.

La lluvia, que ha entorpecido en los últimos años el calendario religioso de Semana Santa en la ciudad, obligando a suspender procesiones como las del Viernes Santo, no se dejó ver durante el colorista Día de Ramos, pero amenaza con quedarse en Ourense durante esta semana de ciclo religioso y de descanso.

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