Desde hace días, la Policía Local en Ourense presta mayor atención a las conductas de los peatones, siguiendo una directriz para intentar reducir los atropellos en el núcleo urbano, tras una oleada desde el pasado mes de diciembre. Los municipales optan por concienciar en la mayoría de los casos y solo ejercen la potestad sancionadora si el infractor pone en riesgo la circulación vial. No todos se lo han tomado bien, pese a que es una facultad que el policía tiene como autoridad si presencia una infracción del Reglamento de Circulación.

La noche del lunes al martes, a un ourensano no le gustó que la Policía Local le recriminara haber cruzado la calle con el semáforo en rojo. Presuntamente, llegó a agredir a uno de ellos con la guitarra que llevaba. El individuo, de 31 años, terminó en los calabozos y además deberá desembolsar 200 euros, que es la cuantía para conductores y peatones que hacen caso omiso a la señal de alto del semáforo.

Ocurrió a las 2,30 horas de la madrugada, en el cruce entre la Avenida de la Habana y la calle Cardenal Quevedo. Según la Policía Local, el infractor iba braceando y chillando por la calle. Cuando cruzó, un conductor tuvo que frenar para evitar el atropello. Una patrulla fue testigo de los hechos. La reacción del peatón fue, según la versión policial, insultos graves y el intento de agresión.

El hombre se interpuso ante el vehículo policial, parado en Calle Cardenal Quevedo, cuando abre su ciclo en verde para los vehículos, por lo que los agentes intentan denunciar a esta persona, el cual reacciona con insultos graves, llegando a agredir levemente a un agente con una guitarra al tiempo que se abalanzó sobre el otro funcionario. El individuo pudo ser reducido y fue conducido a los calabozos.

El temerario iba sin luces

Por otra parte, un ourensano de 20 años también fue detenido por una presunta conducción temeraria, a las 0,25 horas del lunes al martes. Circulaba de forma temeraria, adelantando a los vehículos en zigzag y con las luces apagadas, poniendo en riesgo la seguridad del tráfico, por lo que fue perseguido por una patrulla desde el cruce entre Avenida de la Habana y Valle Inclán hasta Mateo de Prado. Allí fue interceptado y detenido. Además, se negó a someterse a la prueba de alcoholemia, un cargo más. Durante la fuga se salta varios semáforos en rojo y en alguno puso en peligro la vida de peatones que intentaban cruzar la calzada, según la Policía Local.