Toda Ourense amaneció ayer mirando al cielo. El día grande del carnaval en una provincia en la que el entroido se vive con máxima intensidad en cada uno de sus rincones se preveía lluvioso y la predicción no falló. Llovió desde la mañana a la noche y muchas localidades optaron por cancelar sus desfiles y trasladarlos al fin de semana si el tiempo mejora. O Carballiño y Ribadavia ya habían decidido el lunes no arriesgar y aplazaron la cita para el domingo 14 pero otras villas como Xinzo, donde el carnaval es auténtica entrega y pasión, mantuvieron hasta el final la esperanza de poder salir. El concejal de Cultura, Luis Miguel Gil, aseguraba al mediodía que se había acordado con la comisión organizadora "aguantar hasta el último momento". Pero poco antes de las cinco de la tarde, hora prevista para la salida de las comparsas y las pantallas por la calle Rosalía, la organización optó por suspender y dejarlo para el Domingo de Piñata.

En la aldea de Covelo, en el concello de Melón, donde se celebra uno de los ritos ancestrales que despiertan mayor curiosidad entre los visitantes y estudiosos del carnaval de montaña, tampoco fue posible. El aguacero que cayó por la mañana impidió al Rei do Entroido salir en su caballo campo arriba hacia el Coto da Raña intentando salvar el carnaval. Este rey representa el entroido frente a un grupo de danzantes que intentan robarle la corona y así acabar con la fiesta. Para defenderse cuenta con varias figuras que le protegen. Esta comitiva va precedida de dos mecos, Entroido y Entroida, que presiden la batalla desde un carro de vacas. Los vecinos de Covelo, al igual que los de Xinzo, esperaron hasta el final, pero optaron por trasladar la salida al próximo domingo. A pesar de ser Covelo una aldea muy pequeña con escasos vecinos, esta cita atrae a numerosos visitantes de toda Galicia e incluso de otras nacionalidades que se enteraron allí mismo de que este año no habría batalla.

Otras citas del entroido de montaña se suspendieron por la lluvia, como el Fulión de Manzaneda, protagonizado por los bombos y las elegantes "mázcaras".

También ancestral y enxebre pero anárquico es el entroido de As Teixugueiras, en Cartelle, que no se rindió a la lluvia y salió a lanzar un carro de madera por las pistas de la aldea. Esta fiesta tiene más de doscientos años de historia y consiste en empujar por el pueblo un carro con un meco, que es un tallo de madera con forma humana, que suele ir acompañado de vecinos y algunos peliqueiros. El recorrido del carro es caótico, cambia de dirección, se lanza contra prados y huertas, hasta agotar a los participantes que ayer, a pesar de la lluvia, se armaron de paraguas y chubasqueros para mantener una de las tradiciones más singulares y arraigadas del entroido ourensano.

Tampoco se replegaron a la lluvia las "Bonitas" de Sande, en Cartelle, máscara tradicional recuperada, que recorrió por la mañana las calles del municipio saludando a los vecinos. Estas figuras, posiblemente traídas de Filipinas, visten elegantes mantones de Manila que cruzan el pecho, caretas y sombreros con plumas de gallina. Se cree que algún militar importó la idea de este traje a finales del siglo XIX y como no tenía nombre, los vecinos sencillamente le pusieron Bonitas.

Al igual que en Cartelle, tampoco renunciaron a su día grande en Verín, donde los cigarrones volvieron a marcar su territorio en el desfile de comparsas. En A Valenzá, Barbadás, el desfile salió y fue multitudinario.