El alcalde de Quintela de Leirado, José Antonio Pérez, reconoce que el robo ha supuesto un "gran disgusto" para los fieles de esta parroquia, pues cuando hacen una ofrenda "les gusta ver que esa joya luce en el cuello del santo, por eso no se esconden", explica.

Ese es el motivo por el que en muchas de las iglesias robadas las joyas están a la vista de cualquiera, "los sacerdotes no las guardan porque a la parroquia no le gustaría ese detalle". Aunque el valor no es muy grande, el saqueo resulta relativamente fácil. Los daños producidos en la iglesia de Leirado serán evaluados por el Obispado, que será también el que corra con los gastos de arreglo de la puerta que fue forzada.

"Los daños materiales no son muy cuantiosos pero la iglesia es de las más importantes de la comarca y es muy especial para toda la parroquia", apunta el alcalde. Fue levantada en el siglo de XVIII sobre otra del XVII y curiosamente lo importante de ella no son sus joyas, sino su retablos barrocos.