El objetivo de la de remodelación en el tramo de la N-120 que transcurre entre el paso superior del acceso norte de la A-52 y la glorieta norte del puente del Ribeiriño, así como en dos viales de conexión con el ramal norte de la misma carretera, es el poder contar con un bulevar termal.

En el anteproyecto elaborado por el anterior gobierno se plasmaba esa idea que se resumía en combinar la comunicación con la ciudad y espacio de disfrute para los ourensanos y visitantes, en todo el recorrido de esa margen del río Miño, en la que se inició la construcción del Centro de Interpretación de Parques Naturais de Quintela, paralizado y sin visos de que se retome la obra a corto plazo, A Chavasqueira, O Tinteiro y el Muíño da Veiga.

Con un trazado que tiene una longitud aproximada de dos kilómetros, las previsiones eran de que estuviera abierto al tráfico rodado, contase con zona arbolada, como la ya existente, un carril bici y aparcamientos. Se trata, en definitiva, de una apuesta por esos enclaves termales que se fueron recuperando, a la vez que mejorando los accesos, aunque como reconocen muchos de los usuarios, "queda bastante por hacer".

De ahí que el proyecto del Ministerio de Fomento, dentro de lo que es la circunvalación Norte, se presente como una "importante oportunidad" para dar respuesta a las necesidades de comunicación que existen, y contribuir a dar una mayor dimensión a la riqueza termal que allí existe.