Todos los indicios apuntan a él como responsable del asesinato de su mujer en el hospital, pero su estado de salud deja en el aire que pueda sentarse en el banquillo y ser encausado. Desde hace meses, la justicia trata de resolver si Aniceto Rodríguez Caneiro, de 76 años de edad, tiene facultades para someterse al proceso y poder seguir el hilo de una vista e interrogatorios. El dictamen médico está en manos del Instituto de Medicina Legal (Imelga) de Ourense, que ha dedicado varios forenses y psicólogos a la materia. Iniciado el proceso de exámenes, pruebas y valoración en diciembre, no hay resultado. De hecho, el septuagenario ha sido citado de nuevo a consulta, en los próximos días.

Consta su historial, hubo un primer informe del servicio forense, estudios clínicos en el hospital de Pontevedra e indisposiciones en sus intentos de interrogatorios, pero de momento no hay certezas para que la justicie resuelva. El autor del crimen de Isabel Fuentes, acuchillada el 8 de mayo cuando se recuperaba en la cama del hospital de un primer ataque en el domicilio, sufrió un ictus después del asesinato que le paralizó la mitad del cuerpo y que pudo haber afectado a su memoria.

La lesión cerebro vascular es compatible con que le hubiera afectado a la memoria, han reconocido los médicos. Además, tiene una merma psicofísica y dificultad de movimiento del brazo izquierdo y, sobre todo, derecho.

El Imelga, servicio legal al servicio de los juzgados, tiene que pronunciarse en términos de imputabilidad y capacidad procesal. Es decir, si el asesino del hospital de Ourense conserva las facultades para entender los cargos en su contra, si sus problemas de memoria están justificados o son selectivos, si recuerda lo sucedido antes, durante y después de los hechos; en definitiva, si conserva facultades para sentarse en el banquillo.

Dictamen del Imelga

Rodríguez Caneiro está recluido desde finales de noviembre en la cárcel ourensana de Pereiro. El 2 de febrero, según las fuentes, regresará a la consulta del Imelga. Fue trasladado desde la prisión de A Lama, donde permanecía recluido por sus mejores instalaciones médicas. Tras perpetrar el crimen, intentó autolesionarse y sufrió un ictus. Tuvo que ser operado dos veces. Los síntomas de esta dolencia pueden remitir pasado incluso un año pero, con el tiempo transcurrido, se considera que su estado está estabilizado y es posible determinar con acierto el estado neurológico del investigado.

El hombre podría enfrentarse a un asesinato y a otro posible delito de tentativa homicida, por una agresión en el domicilio conyugal que dejó a la mujer en coma, y que él trató de disfrazar de un robo. La Guardia Civil lo descartó y pidió investigarlo, pero la juez de Verín no vio un caso machista. Todo está en mano de los forenses, aunque es de esperar que las partes pidan una segunda opinión médica en función de los resultados.