El Obispado está dispuesto a "escuchar ofertas" económicas para la venta de monasterios y cientos de casas rectorales que se encuentran en estado semirruinoso en la diócesis de Ourense. La primera operación la realizó el día 22 de diciembre de 2015, consistente en la enajenación del priorato de Santa Comba de Naves (Palmés) -a poco más de cinco kilómetros de Ourense por senderos y pistas forestales, con unas vistas impresionantes de la ciudad y de las riberas del Miño-, que adquirió un pontevedrés, que fue responsable del Banco de Santander en Estados Unidos y desea regresar a su tierra. Pero este no es un caso único. En el Concello de Castro Caldelas hay dos en ruinas: el monasterio de San Pío, de grandes dimensiones, que todavía conserva portadas góticas, románicas, capiteles con formas antropomórficas con policromías y murales en las paredes, en la parroquia de Santa Tegra de Abelenda, y el segundo en San Xoán de Camba, cuyas estructuras terminó derribando hace años el Obispado, por el peligro que representaban. En estos momentos solo queda en pie la iglesia.

Pero lo grueso está en las casas rectorales, que hay en la mayor parte de las 736 parroquias que tiene la diócesis de Ourense, con diestros para la labranza, que con el paso de los años y la caída demográfica del rural fueron quedando vacías, por lo que se precipita el deterioro.

La razón por la que el Obispado está dispuesto a desprenderse de estas propiedades, es que se encuentra en una situación económica "agobiante", problema que arrastra desde la época de Luis Quinteiro Fiuza, por lo que el actual titular, Leopoldo Lemos Montanet, intenta "sanear". Mantener solamente el Seminario, le cuesta la friolera de medio millón de euros al año, a lo que se suma el pago de la nómina de los 284 sacerdotes que se encuentran en activo, las aportaciones que hace para el mantenimiento del clero jubilado en residencias y geriátricos, además del gasto que supone el pago del kilometraje de los curas que llegan a atender hasta 11 parroquias cada fin de semana, por lo que muchos de ellos tienen que recorrer "más de cien kilómetros". La reparación de cubiertas, el pago de la luz, del agua y la recogida de basura de las iglesias suponen otra carga añadida que sitúan a la diócesis de Ourense en "números rojos año tras año".

El Obispado de Ourense se encuentra con el problema de que está recibiendo notificaciones de muchos concellos para que mantenga limpios de maleza y vegetación los monasterios, capillas y casas rectorales que van quedando en estado ruinoso, por lo que el titular de la diócesis, lamente: "No estamos en condiciones de poder mantener ruinas".

En el caso del monasterio de Santa Comba de Naves (Palmés), dentro del municipio de Ourense, la notificación por el estado de las ruinas la realizó la Dirección Xeral de Patriomonio de la Xunta.

La situación es tan acuciante que el obispo, Leonardo Lemos, revela que "una iglesia, que es una de las preciosidades que tenemos en la ciudad de Ourense", requiere una inversión de "más de un millón de euros para arreglarla". Atender las urgencias del patrimonio de la diócesis "supondría una hipoteca que no podemos soportar", reconoce el prelado.

El Obispado de Ourense ha firmado convenios con varios ayuntamientos y con la Xunta para la cesión de casas rectorales y las fincas que tienen en su entorno, en las que emprenden su proyecto de vida familias que buscan una salida laboral en el campo.