Eugenio de la Iglesia lleva 33 años trabajando en la cafetería del Hospital Xeral, que a diferencia del centro sanitario, no ha cerrado al tener un contrato en vigor. "A nadie le ha caído tanto la clientela como a nosotros. Antes solíamos servir cerca de 300 menús diarios, ahora no llegamos a los 15. Éramos 8 trabajadores y solo quedamos 2 y tenemos el horario partido, es decir, de 9.00 a 17.00 horas", admite el trabajador. Misma situación atraviesa la camarera del Bar Saratoga. Se mantienen gracias a sus clientes del barrio y a que sellan loterías. "Creo que las apuestas es lo que nos mantiene abiertos", explica la empleada.