María Teresa Rivera, del Bar Navío, servía almuerzos y comidas a trabajadores del Xeral, Cíes e incluso de A Doblada. "Se me fue más del 80% de mis clientes. El local es nuestro y no podemos irnos a otro porque quién nos compraría este. Solo nos queda aguantar, sobrevivir y confiar en que le den usos al edificio", reconoce la hostelera.