Fue en diciembre de 2011 cuando se fraguó el concurso y la adjudicación del proyecto de la nueva estación del AVE en Ourense, siendo el elegido el del arquitecto Norman Foster, y con un presupuesto de 67 millones de euros y con un plazo de ejecución de 42 meses.

Un proceso que estuvo marcado por la polémica desde su inició y que se rubricó en su formalización, ya que como advertía la titular de Fomento, Ana Pastor, lo aprobó un "gobierno en funciones", siendo titular del ministerio José Blanco.

Las sombras del procedimiento siguen sin aclararse, sobre todo en lo relacionado con lo que aconteció con una decisión del jurado inicialmente elegido, ya que su apuesta no era precisamente la que con posterioridad, y con otros integrantes, llevó a su aprobación, además de otras cuestiones sobre las que se alertó en su momento.

En este sentido, el entonces responsable de Fomento aseguró de forma categórica, al igual que responsables de Adif, que el proyecto de estación "seguirá adelante", aunque luego se pudo saber que no existía un proyecto económico-financiero, y no se había encargado.

Una cuestión relevante, como así se entendía por Ana Pastor, que más allá de entrar en confrontaciones, advertí de que era necesario "acordar entre las administraciones implicadas, una estación funcional, económica y financieramente viable", y reclamó que el Concello le remitiese el estudio sobre los posibles aprovechamiento urbanísticos que espera en la zona. Pero el entonces gobierno socialistas mantenía su apuesta por el proyecto Foster, frente a cualquier otra opción.