Alicia Vázquez Carpentier es una física ourensana que tras barajar opciones laborales en Nueva Zelanda, Viena, Alemania, Estados Unidos o Israel, eligió Salamanca. Una decisión de la que no se arrepiente en absoluto porque, además de acercarla a su hogar, le ha permitido colaborar en un proyecto de carácter internacional que busca dar respuesta a una de las dudas más complejas de la física. ¿Es el neutrino su propia antipartícula? De confirmarse que sí lo es como propuso hace 50 años el físico italiano Ettore Majorana, se explicaría por qué el Universo está hecho de materia y no de antimateria.

Esto es lo que investiga el NEXT, un proyecto de carácter internacional con el que también colabora el Centro de Láseres Pulsados, CLPU, de Salamanca, en el que trabaja Alicia Vázquez Carpentier. El objetivo es construir un detector que compruebe por primera vez la existencia del fenómeno natural denominado "doble desintegración beta sin neutrinos". Según explica esta ourensana, está dirigido por la Universidad de Valencia y la colaboración del grupo salmantino es, en realidad, una pequeña parte del experimento pero "crucial para poder distinguir este fenómeno de otros, dando por lo tanto una señal inequívoca sobre la naturaleza de los neutrinos". En concreto, la aportación del CLPU al proyecto en el que participan 80 científicos de 13 centros de investigación procedentes de España, Francia, Portugal, Rusia, Estados Unidos y Colombia, consiste en desarrollar un sistema de detección de la señal (ion de Bario) que revelaría esa doble naturaleza del neutrino.

Con todo, y después de vivir dos años en Nueva Zelanda donde, además de investigar mediante la utilización de láser en la colisión entre átomos, tuvo la oportunidad de "dormir en medio de la selva, al lado de glaciares y a los pies de un lago en medio de un circo montañoso", Alicia Vázquez volvió a casa. Su decisión no fue fácil porque antes de optar por establecerse a tres horas de su hogar había recorrido medio planeta.

Tras licenciarse en Física en Ourense y doctorarse con Humberto Michinel trabajó en París y Florencia pero su primer destino laboral la llevó a Oceanía, donde encadenó tres contratos en dos años en el grupo de Mikkel Andersen. Quedarse en Nueva Zelanda solo necesitaba su firma pero prefirió volver a casa para pensar. "Echaba de menos a mi familia, a mis perros y a mi gata", señala, y fue recuperar su cercanía lo que la animó a quedarse en España mientras otros compañeros y amigos peleaban por una oportunidad en el extranjero.

En ese margen de tiempo que se puso para pensar surgió la oferta en el Centro de Láseres Pulsados de Salamanca y no se lo pensó. "Las probabilidades de que me cogiesen eran altas y la situación a mi alrededor a nivel de trabajo era bastante desalentadora, por lo que me presenté para, por lo menos, cobrar un salario y aprender cosas nuevas mientras ponía en orden mis decisiones de futuro".

Carpentier no se arrepiente de haberse quedado en España pero también admite que "si quisiese algo muy específico que se hiciese en el extranjero iría sin problemas, aunque volvería a echar de menos a mis perros". Es cierto, añade, "que el aliciente tanto económico como científico no es tan bueno como sería en otros sitios, pero en general compensa sabiendo que en cualquier momento en tres horas en coche puedo ir a ver a mi familia o quedar para cenar con mis amigos", apunta.

Alicia Vázquez lamenta "que no haya más oferta en España que permita escoger y orientarse hacia campos diferentes en función de la formación anterior", pero en la actualidad está satisfecha con su trabajo en el CLPU donde toda la plantilla trabaja en el montaje del láser principal, llamado Vega, que se podrá utilizar para la aceleración de partículas como electrones, protones e incluso neutrones, con diferentes aplicaciones. Con la Universidad de Sevilla intentan determinar las ventajas e inconvenientes de utilizar radiación pulsada en tratamientos médicos.