Llegó a aconsejar cómo ejecutar el crimen y acudió a su cita con el sicario -en realidad, un arrepentido que es el testigo clave del caso- con una pistola eléctrica, una pala y unos guantes. Sonia Coello Pinto será juzgada en los próximos meses por la Audiencia Provincial de Ourense y se enfrentará a una pena de unos 12 años de cárcel, según fuentes judiciales, como la presunta autor de un delito de proposición de asesinato. La Fiscalía y la acusación particular están en plena fase de presentación de sus escritos de conclusiones, a los que después dará réplica la defensa. Hasta el momento no se conoce la versión de la mujer, que se ha acogido a su derecho a no declarar desde su detención en 2014. La instrucción del caso terminó con una valoración psiquiátrica.

Según la investigación policial, la mujer llegó a ingresar un adelanto al supuesto matón, ocultaba bajo una almohada el teléfono para hablar con él y dejó un rastro aparentemente criminal en varios correos electrónicos. La víctima era la mujer con la que su expareja había rehecho su vida, según ella creía. Trabajaba con él. Además de la petición de años de cárcel, Coello Pinto se expone al pago de una indemnización. En el momento de su procesamiento, el juzgado de Instrucción Número Tres de Ourense -el que llevó a cabo la investigación previa al juicio en la modalidad de sumario, la de los hechos más graves-, impuso una fianza de más de 90.000 euros. Era el mecanismo legal, con posibilidad de embargo incluido, para sufragar la responsabilidad civil de la presunta inductora en caso de una condena.

El crimen planeado nunca se consumó. El sicario se asustó y desveló a la Policía las aviesas intenciones de la ourensana, que ha pasado año y medio entre rejas por este caso. En 2013 ya había sido condenada en firme a 3 años de prisión por un hecho parecido. Como se consideró probado, en julio de 2009 pidió precio para el asesinato de su exmarido, después de haber mantenido una discusión con él por el hecho de le hubiera cortado el pelo a su hijo.

El supuesto matón tuvo miedo

Según los indicios reflejados por el juzgado instructor en la fase de investigación, Sonia Coello Pinto contactó con un hombre que se anunciaba en Internet y supuestamente empezó encargándole que llevara a cabo un secuestro. De acuerdo a la misma versión, la implicada terminó presuntamente por pedirle que acabara con la vida de la otra ourensana a la que vinculaba sentimentalmente con su ex.

El plan se fue al traste porque al supuesto matón le entró el pánico y acudió a la Policía. De nacionalidad ecuatoriana y con domicilio en Palencia, el hombre optó por acudir a la Comisaría de esa ciudad para confesar los hechos. Dijo sentir temor de que pudiera ocurrirle algo a él o su familia.

En arreglo con los agentes, el hombre mantuvo la misma actitud para que la mujer no tuviera ninguna sospecha. Ambos concertaron una cita, en junio de 2014, para llevar supuestamente a cabo un crimen por celos. Los investigadores analizaron varios correos electrónicos en los que Sonia Coello facilitó presuntamente datos sobre los lugares y hábitos de la otra mujer. Tal y como refleja el auto de procesamiento, la acusada llegó a ingresar 150 euros a favor del arrepentido, en una operación realizada desde un banco de Ourense. Las cámaras de seguridad de la oficina son una prueba de cargo más.

La Policía decidió actuar el 23 de junio, el día de la cita. El ecuatoriano, colaborador, se bajó del tren en la Estación Empalme, donde lo esperaba la presunta inductora. Los investigadores los arrestaron cuando se dirigían al coche de Coello.

Los agentes descubrieron en el maletero más evidencias de que la ourensana estaba convencida presuntamente a que el crimen se llevara a cabo. Llevó al encuentro con el sicario unos guantes, una pistola de descargas eléctricas, así como un pico y una pala para ocultar presuntamente el cadáver. La Policía encontró en su domicilio anotaciones reveladoras sobre la realización de una zanja, así como un vehículo que estaría preparado, con las llaves puestas, en la estación de Lisboa (Portugal).

Sonia Coello fue detenida por su segundo intento de consumar el crimen a sueldo mientras estaba a la espera de que se resolviera una solicitud de indulto por el primero. El Gobierno, con la potestad de conceder esa medida de gracia en Consejo de Ministros, la denegó.