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"Los monjes sumergíamos tres veces el pulpo en el agua para sacralizarlo"

La costumbre actual procede del rito cristiano de los frailes

Fray Luis en el monasterio de Oseira. //Iñaki Osorio

Aquellos gallegos que optan por cocer el pulpo en casa suelen sumergirlo hasta tres veces en la pota o "caldeiro" en la creencia de que así el animal no se pela.

Pero el origen de este rito va más allá, según Fray Luis Álvarez, miembro de la actual congregación cisterciense que vive en el monasterio de Oseira y tiene un origen bien distinto.

"Esa costumbre parte de los siglos XII y XIII, cuando había un priorato cisterciense en Arcos y al pulpo que le llegaba de de Marín y desecado (como el bacalao), se le "bautizaba" igual que se hacía con los neófitos, sumergiéndolo hasta tres veces en el agua para sacralizarlo", explica.

Esa triple inmersión "es en realidad el símbolo trinitario, es decir en nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo; que liberaba al animal de las fuerzas del mal antes de cocerlo", advierte. La costumbre "es el equivalente a la cruz que le hacen los cocineros al pan para exorcizarlo antes de cocerlo".

Nueve siglos después el pulpo es casi un lujo "y los monjes de ahora solo podemos comerlo si nos lo regalan; no nos da para comprarlo", asegura Fray Luis .

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