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Vacas con denominación de origen

Ourense es cuna de hasta cinco razas autóctonas de bovino, todas en peligro de extinción, de las que se encargan más de 350 ganaderos en la provincia

Vacas con denominación de origen

Hoy en día más de 350 ganaderos de la provincia trabajan en sus explotaciones con vacas autóctonas de Galicia, todas con la supervivencia amenazada por motivos económicos. La cachena, la caldelá, la frieiresa, la limiá y la vianesa son el razas de bovino con origen en la provincia de Ourense.

Pepe de Cimadevila, como conocen todos sus amigos a José Blanco, se decidió por la vianesa, con la que se gana la vida en una explotación que combina el sistema extensivo con el ecológico: "La diferencia está básicamente en la dieta y el trato que se le da a los animales". A Pepe le gusta resaltar que trabaja "con una especie en peligro de extinción" porque considera importante la preservación de la fauna propia. "No vas a encontrar vacas como estas en otro lugar del mundo", resalta.

Esta vaca es originaria de la Terra do Bolo, en el oriente de la provincia, y abarca los montes de O Invernadoiro y Serra de Queixa en Chandrexa, Manzaneda y A Pobra de Trives, llegando incluso hasta Vilar de Barrio, Maceda o Montederramo, concello en el que Pepe tiene su explotación.

La vida del ganadero no es fácil, no tiene horarios ni vacaciones, y a Pepe muchos días le dan las once de la noche "na herba". Le da igual: "Es algo que siempre me gustó y llevo toda la vida dedicándome a esto", reconoce. La historia de como llegó a interesarse por criar vaca vianesa tiene un triste origen. "Yo tenía rubia galega pero hace veinte años sufrimos el problema de la brucelosis y tuve que replanteármelo todo". Así fue como decidió comenzar la aventura "con estas vacas que son mucho más rústicas y que aguantan lo que otras no son capaces de resistir", explica José Blanco, que a día de hoy trabaja con 172 cabezas de ganado que no fueron tan fáciles de reunir.

"Empecé con 14 o 15 ejemplares porque eran muy difíciles de conseguir, me hice 8.000 kilómetros en su busca antes de dar con el pueblo de Viana donde compré las primeras", recuerda. Una tarea complicada que empezó a suavizarse unos años después con la ayuda de Boaga.

La federación Boaga

En 1999, el gusanito del asociacionismo picó a los ganaderos que, como Pepe de Cimadevila, trataban con este tipo de animales autóctonos. Y en marzo de ese año se crearon Cachega, Caldega, Frieirega, Limiaga y Vianega, una asociación por cada raza autóctona, todas ellas con base en el pazo de Montefiz, en el concello de Coles.

Y tras dos años de actividad entendieron que la unión hacía la fuerza y que lo mejor era crear una entidad superior para la defensa de estas razas tan particulares y así en 2001 nacía Boaga, la federación de razas autóctonas de Galicia.

Esta federación trabaja para dar apoyo a los ganaderos y conseguir para cada raza "el lugar que le corresponde como patrimonio genético y cultural de nuestra comunidad", defienden. Además de potenciar los medios para "elevar la productividad y rentabilidad de las explotaciones de sus federados, así como la defensa, asistencia, asesoramiento y promoción sobre los intereses económicos, sociales, profesionales y culturales de sus criadores asociados". En definitiva, los técnicos de esta federación trabajan codo con codo y día a día con los ganaderos que se han embarcado en la aventura de criar razas en peligro de extinción.

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