El gran incendio de Cualedro que arrasó 3.180 hectáreas en cuatro municipios y puso en riesgo a veinte aldeas ha despertado una conciencia medioambiental con epicentro en Lucenza que no esperará a que instancias oficiales cumplan con su promesa de restaurar la Serra do Larouco. "Esperamos que tome nota quien la tiene que tomar", señaló Fernando, de la asociación vecinal y miembro de la plataforma Non máis lumes en Cualedro que ayer participó, junto con Amigos da Terra, Ríos Limpos y el Comité de Defensa do Monte Galego, en una jornada de restauración y recuperación medioambiental de la Serra do Larouco que tendrá continuidad. Retiraron sacos de basura de un vertedero incontrolado que descubrió el incendio, limpiaron un área recreativa que estaba abandonada y una fuente cubierta por la maleza. También plantaron 50 árboles autóctonos y aprendieron con Xosé Santos, de Amigos da Terra, a construir con paja y troncos quemados barreras de contención para evitar la erosión cuando llueva. También se fotografiaron en el "banco más triste del mundo", pero esta vez con escenas alegres porque se han propuesto que sea el "banco de la esperanza", explicó Fernando.
La destrucción que dejó el macroincendio no solo ha despertado y unido a los vecinos de la "raia", sino que les ha hecho ver que la Serra do Larouco es un espacio de importante valor "que queremos recuperar y dinamizar". Los vecinos del Norte de Portugal, afectados igualmente por la lacra de los incendios, se han sumado a este plan y ya trabajan juntos en la recuperación de la Festa do Deus Larouco, una celebración de convivencia entre ambos pueblos impulsada por el padre Fontes.
