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"Vais a alucinar", dijo a la Guardia Civil uno de los 3 acusados por 1,3 toneladas de marihuana

Las defensas fían el caso a la nulidad de los registros y al fallo en la custodia -La Fiscalía incide en la dimensión "industrial" de una plantación en sofisticados invernaderos de aldea

Los tres acusados, en el banquillo, ayer, al comienzo de la última sesión del juicio. // Brais Lorenzo

Un alijo ingente de marihuana, una de las mayores incautaciones de droga registrada en la provincia de Ourense, expone a tres acusados a una posible multa de 5 millones de euros, en total, y a condenas de cárcel. El juicio quedó visto para sentencia ayer, tras las últimas declaraciones y los informes de la Fiscalía y las defensas. Los abogados tratan de que el caso se disipe con una absolución tras haber hecho hincapié en la supuesta vulneración de derechos fundamentales de los registros, así como en supuestos errores de procedimiento en la cadena de custodia de la droga. "Hay una nulidad de libro", dijo una de las letradas. La fiscal defiende la legalidad de un proceso validado por la juez de instrucción. La magistrada del Penal Uno de Ourense resolverá en sentencia.

Para el ministerio público, sobran las pruebas. En un invernadero de la localidad de Milladoiro (Vilamarín) y en el domicilio particular de uno de los implicados -utilizado como un macro secadero- se intervinieron cerca de 1,4 toneladas de una plantación de marihuana con aspecto "industrial", tal y como destacó la fiscal. Los plásticos en mitad de una aldea escondían sofisticados artilugios para optimizar el cultivo: riego por goteo, ventiladores en un techo con mecanismo de cierre, insecticida eléctrico, procesado automático, termómetros electrónicos o más de 600 litros de abono líquido, así como tallos cortados, medio centenar de sacos con ramas y hojas de marihuana, dos cubos de basura con plantas o 1.660 hoyos por haber cortado otras tantas. El alijo fue valorado en 1,37 millones.

Los tres acusados, un español de 61 años (Carlos M.G.), un estadounidense de 31 (Paul J.M.) y un armenio (Artyom B.) se enfrentan a penas de 3 a 4 años de prisión. Para los extranjeros la condena de prisión sería sustituida por la expulsión de España durante un periodo de 6 años, ya que se encuentran en situación irregular.

Una manifestación del último imputado fue mencionada por la fiscal y las defensas en los informes. El sospechoso confesó a los guardias en el cuartel que "vais a alucinar", asegurando que los sacos con la marihuana "miden como un hombre; no vais a poder con ellos". Las defensas ven un vicio de nulidad porque aseguran que se utilizó esta confesión, sin que el letrado estuviera presente.

Pero además cuestionan que los agentes del instituto armado hicieran un "registro previo en toda regla" sin amparo del juzgado, tras ver a dos individuos que se dieron a la fuga al detectar su presencia por un agujero del cierre. Al acceder a la parcela vulneraron los derechos fundamentales. Las defensas alegan, además, que uno de los galpones junto a los invernaderos, de bloque y roto en el techo según la fiscal, "es un domicilio". La incursión fue a las 2,30 horas del 29 de agosto de 2012. El fuerte olor los llevó a la plantación ilegal.

Dentro había televisión y cocina, declaró uno de los agentes. En busca de un fallo favorable los abogados aseguran que, además, la Guardia Civil no garantizó como era debido la cadena de custodia de la droga, desde la incautación y primer traslado hasta la destrucción final. La fiscal defendió la legalidad del proceso y que los registros y la investigación estuvieron bien fundados. "Las defensas buscan la nulidad; yo haría lo mismo si fuera ellos", dijo para ilustrar.

Los tres acusados se alternaban para cuidar las plantas y trasladarlas hasta el domicilio del ciudadano español, en la aldea de Vilariño (Piñor). En la vivienda, un antiguo club nocturno en la que residían dos de los tres implicados sin relacionarse con los vecinos, la Guardia Civil encontró útiles para la conservación del estupefaciente.

Una casa convertida en secadero

Por toda la casa había humidificadores y ventiladores en el suelo, varios centenares de ramas de plantas de marihuana colgados del techo para su secado -había ventiladores encendidos en todas las habitaciones-, bases para las mismas, así como dos máquinas picadoras para culminar presuntamente el proceso de elaboración. Los agentes también hallaron una garrafa de 50 litros llena de cogollos, 1.600 euros en billetes de 20, dos relojes de alta gama, 270 maceteros, varios móviles con diferentes tarjetas y una agenda con direcciones y teléfonos.

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