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Anastasio Rojo: "El hombre del saco parte del mito de que el unto humano es curativo"

El catedrático de Historia de la Ciencia abordó en Allariz leyendas como el poder curativo de la grasa humana contra la tuberculosis o del hueso de muerto para lass muelas

Anastasio Rojo (dcha.), ayer, en Allariz con Antonio Roma. // J.Regal

Mitos y leyendas que atemorizaron a varias generaciones de niños, como el del "hombre del saco", se pierden en el limite entre ficción y la realidad pues el sacauntos, según afirma Anastasio Rojo, "parte de la creencia de que el unto o grasa humana, evidentemente extraída del cadáver de una persona era curativo, y que su uso podría ayudar a superar enfermedades como la tuberculosis".

Este catedrático de Historia de la Ciencia de la Universidad de Valladolid abordó ayer este y otros temas en su conferencia "El cuerpo humano entendido como farmacia" uno los apartados que se expusieron ayer en las V Xornadas Romasanta-Fantástico, que se celebran en la Fundación Vicente Risco de Allariz, bajo el lema general en esta edición de "el sacauntos".

Desde antiguo, según Anastasio Rojo, "el cuerpo humano ha sido entendido como botica, y tradiciones como las del sacamantecas pervivieron en sociedades como Allariz, tal vez por su configuración o por ser sociedades más apartadas", explica "pero existía en muchos otros puntos del mundo; eran supersticiones y recursos que se utilizaban en tiempos en que moría mucha gente por enfermedades que hoy se curan con un antibiótico y acaba de ser detenida una banda en Perú que lo hacía".

Uno de los mitos de la antigüedad era que la grasa de un hombre o aún mejor de un niño, curaba enfermedades y el hombre del saco no era sino personaje que "en muchas culturas, iba buscando a ese niño para sacarle el unto y curar a una persona normalmente de mayor posición social que podía pagarlo", indica Rojo

El ajo para medir la fertilidad

Otro de los mitos que causaron risas entre los asistentes, algo que siempre ocurre cuando comenta esas tradiciones, indica Anastasio Rojo "era la creencia que había en la antigüedad de que se curaban los dolores de muelas frotándolas con el hueso de un cadáver o aquella otra que decía que el ajo, permitía saber si una mujer era fértil y podría concebir o no".

La prueba de la fertilidad no tiene desperdicio. Consistía, según el catedrático de Historia de la Ciencia "en introducir un ajo pelado por la vagina de la mujer a la que se le quería realizar ese diagnóstico de fertilidad. Si a la mañana siguiente el aliento le olía a ajo era fértil porque se entendía que todos los conductos estaban abiertos; no había obstáculos; pero en caso contrario era estéril". La prueba demostraba nulos conocimientos de anatomía humana.

No faltan otras costumbres y tradiciones, indico Rojo casi escatológicas en esta visión de los poderes curativos del cuerpo humano . Entre las tradiciones que suelen sorprender al público y que ayer expuso en Allariz está "el mito que se encontraron los conquistadores a su llegada a América y que practicaban algunas tribus indígenas por el que la mujer que mezclaba una muestra de su menstruación en la comida o bebida de un hombre, lo enamoraba de por vida."

Todo esto parte según el profesor "de la sangre, el calor y lo húmedo como vida, frente a la sequedad y el frío que representa la muerte". Otros mitos como lo el del hombre lobo, quedaron según Rojo aparcados en la noche de los tiempos , solo pervivió en zonas aisladas, pero en la actualidad Romasanta sería visto como un loco con una enfermedad mental".

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