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Dos de cinco acusados de dirigir una red de trapicheo de cocaína en Verín alegan consumo y exculpan al resto

Un tercer imputado declara que le señalaron "para protegerse entre ellos" - El fiscal pide ocho años de cárcel para cada uno

Los cinco acusados declararon ayer ante el tribunal de la Audiencia Provincial. // Brais Lorenzo

Tres no sabían nada de la cocaína que se movía a su alrededor y dos eran consumidores. Los cinco detenidos en una redada contra el tráfico de drogas en Verín en mayo de 2010 comparecieron ayer ante el tribunal de la Audiencia acusados de traficar con drogas que causan un grave daño a la salud por el que se enfrentan a una pena de ocho años de prisión cada uno. Ninguno de los cinco asume este delito pero dos de ellos han cargado con la responsabilidad declarando que la cocaína intervenida era suya, eso sí, no para su venta a terceros, sino para consumo propio. Los otros tres se desentendieron y no solo negaron pertenecer a una supuesta red de tráfico a pequeña escala en bares y clubs de alterne de Verín, sino que aseguraron desconocer la supuesta actividad ilícita que se le imputa al resto.

La presunta trama que relata la acusación pública se refiere a la venta de cocaína en pequeñas dosis entre finales de 2009 y principios de 2010. Según la fiscal, el bar Maeloc, del que es propietario José Manuel G.M. era el principal punto de venta y allí trabajaba como camarera Susana María D.B., que a su vez era novia del dueño. Era aquí donde la hermana de esta, Sabrina D.B. y Yassine H., distribuían la droga cortada y repartida en envoltorios "con el conocimiento, consentimiento y colaboración" de la pareja citada, según la acusación. Además, Yassine "utilizaba a su novia", Daniella R.S., para la venta en los clubes en los que esta trabajaba. En la redada se encontró una fiambrera llena de arroz en el almacén del bar con 3,8 gramos de cocaína en 12 envoltorios. Además, Susana fue interceptada entrando en el pub con una bolsa de limones y otros 10,2 gramos en 28 envoltorios que supuestamente le acababan de entregar Yassine y Daniella, y en el domicilio de estos había 12,8 gramos en la campana extractora, tres envoltorios con 1,5 gramos, cinco teléfonos móviles en una caja con arroz y 280 euros.

Esta es la versión de la fiscal, muy diferente de la que ayer defendieron los cinco acusados en la vista oral que se inició con el interrogatorio de los acusados y continuará hoy y mañana con la prueba testifical y las conclusiones. José Manuel negó tener parte en el supuesto negocio de venta y su pareja, Susana, aseguró que tuvo que preguntar, ya en los calabozos, por qué estaba detenida. Informada por los agentes de que llevaba droga en la bolsa, señaló a Yassine pero ya en sede judicial cambió su declaración. "Mentí por proteger a mi hermana", dijo antes de echarse a llorar. La aludida, Sabrina, declaró que la droga del almacén era suya y que consumía entre uno y dos gramos al día, cuestión que ocultaba a su hermana y su cuñado.

Yassine, vendedor ambulante, tampoco tenía ni idea sobre este negocio ni de la supuesta implicación de Daniella. Negó haberle entregado nada a Susana a la puerta del bar y dijo que paró el coche para preguntarle a qué hora abrían. "Yo solo era un cliente, ellos quieren protegerse y culparme a mí, son familia y es lógico que cambien su declaración", declaró. Daniella, por su parte, admitió que la droga encontrada en el domicilio de Yassine era suya y que la guardaba allí porque en el club en el que residía habitualmente no podía tenerla. La droga que había en la campana extractora, dijo, "me la compró el Chaves pero era para mí porque él no consumía, me hizo ese favor". También dijo que eran suyos los cinco teléfonos y el dinero y a preguntas de la fiscal sobre el por qué tenía tantos dispositivos móviles alegó que los necesitaba por sus "clientes". También dijo que estaba enamorada de Yassine, aunque no supo precisar qué tipo de relación sentimental mantenían.

La fiscal pide también el cierre del bar Maeloc durante tres años y la inhabilitación de José Manuel para el ejercicio de la hostelería durante el tiempo que dure la condena.

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