"Los investigadores estuvieron fuera de Ourense, buscando similitudes con otros hechos parecidos. Se están agotando todas las líneas que se puedan, hay muchas abiertas". Estas palabras del comisario jefe de Ourense, Amable Valcárcel, pronunciadas hace menos de dos semanas, hicieron contemplar la posibilidad de una conexión entre el asesinato de la ourensana Socorro Pérez, de cuyo crimen han pasado más de 5 meses, y de la coruñesa Elisa María Abruñedo, que en septiembre de 2013 murió apuñalada tras una agresión sexual sufrida a 500 metros de su casa de Cabanas.

Las dos mujeres venían de hacer deporte y en el caso de Socorro también se barajó un ataque sexual, aunque la falta de ADN por el deterioro de los restos no haya permitido confirmarlo. Los dos crímenes no han sido resueltos. Ayer, el delegado del Gobierno en Galicia, Santiago Villanueva, descartó esa posibilidad difundida por la Comisaría. "No existe constancia" de conexiones entre los dos sucesos violentos, según el máximo responsable autonómico de las fuerzas y cuerpos de seguridad.

A preguntas de los medios de comunicación, con motivo de la celebración en A Coruña de la patrona de la Guardia Civil, el ourensano Santiago Villanueva aseguró "no hay nada que indique una relación entre los dos" casos. El de Cabanas ha cumplido 2 años sin detenidos, y las pesquisas son responsabilidad de la Guardia Civil. Una unidad de la Comisaría de Ourense de Policía Nacional se encarga de buscar pistas sobre la muerte de Socorro Pérez. "Se investigan todas las posibles líneas que puedan llevar al esclarecimiento de los hechos", se remitió el delegado del Gobierno.

El cuerpo de Socorro Pérez, que tenía 43 años, fue localizado un mes después del crimen por unos cazadores amigos del padre a principios de junio, en una zona de maleza, cerca de una urbanización del Monte Seminario. Estaba desnudo de cintura para abajo pero en tal estado de descomposición tras permanecer a la intemperie y expuesto a la acción de los animales, que toda esperanza por encontrar vestigios ajenos, además de evidencias para confirmar un previsible móvil sexual, fue descartada en el examen del Instituto Nacional de Toxicología en base a muestras forenses.

Ahora la Policía está a la espera de que el laboratorio central aclare si quedó algún vestigio en las uñas de la mujer; una evidencia sobre señales de defensa que pueda conducir al autor. Sí parece claro que Socorro murió por el fuerte impacto en la parte lateral y posterior de la cabeza con una piedra de la zona.

La Comisaría llevó a cabo decenas de entrevistas en todos los entornos de Socorro, cuya vida reservada, sin whatsapp, redes sociales o tan siquiera correo electrónico, complica armar los indicios. Era muy activa en la parroquia de su barrio y apreciada en su trabajo como limpiadora, en la Universidad Laboral.

La familia, que cuestiona que la búsqueda se centrara al principio en la hipótesis de una marcha voluntaria o un suicidio, tiene la impresión de que Socorro fue víctima de un conocido, incluso de una antigua relación sentimental. Sin embargo, sin decantarse por una hipótesis u otra, el comisario jefe dice que su impresión es que un extraño la abordó y acabó con su vida con una piedra de la zona por la posible resistencia de la mujer.