Ni el mejor recipiente de contenedor hubiera evitado la corrosión de los mismos, que obliga ahora a una reparación de coste millonario, pues el fallo fue estructural. La modélica red de contenedores subterráneos se hizo sin canales de desagüe para que esos lesiviados que genera la basura, en lugar de quedar depositados en el subsuelo, fueran a la red de alcantarillado. De aquellos barros -falta de previsión administrativa-, vienen ahora estos lodos, es decir un gasto de casi dos millones de euros en repararlos, que aún no se sabe quién puede asumirlo finalmente.