Horas después de la concentración del personal sanitario contra los recortes, un paciente protagonizó ayer momentos de tensión en el servicio de urgencias del CHUO, y acabó presentado una queja en Atención al Paciente alegando haber estado nueve horas esperando a ser atendido. Francisco se levantó a las 8.30 horas del viernes para ir a su trabajo como operario de mantenimiento de un colegio en las afueras de la ciudad, y detectó que "estaba amoratado, sin haber recibido ningún golpe, con un brazo hinchado y también lleno de hematomas. " Así que a las a 9.30 decidí ir a urgencias porque me asusté", explica.

Le pusieron la pulsera identificativa "y me mandaron salir a la sala de espera exterior y hasta las 18.30 horas es decir unas 9 horas después no me mandaron entrar para que me viera el médico y comenzaran las pruebas", cuenta.

Miedo y ansiedad al ver que la movilidad del brazo iban empeorando en la sala de espera, provocaron que discutiera con un guardia de seguridad. "Estaba desesperado, no seé ni lo que le dije, pero me invitó a salir y me dijo que abandonara urgencias", afirma. Decidió entonces llamar a la policía "y me dijo que disculpara pero que ellos solo asistirían si era para proteger a la sanidad de un altercado con un paciente, no al revés".

Francisco decidió, pasadas las 13.30 horas, ya visiblemente preocupado por el estado de su brazo, que perdía movilidad, acudir a Atención al Paciente, al entender que debe de ser este servicio el destinatario de las posibles quejas de los usuarios, y no el personal sanitario que está realizando su trabajo" .Finalmente a las 19.30 entró a urgencias para realizarle las pruebas. Fuentes del servicio de urgencias del CHUO reconocen que la implantación de nuevos medios tecnológicos o el recorte de personal, pueden provocar cierta ralentización de la atención a los pacientes, pero no tenían constancia de retraso de hasta 9 horas en atender a un paciente "La media habitual es de unas cinco horas" indican.