Benito Bouzada lleva muchos años en la carretera como agente de la Guardia Civil en Ourense y como colaborador de la ONG, Stop Accidentes. Reconoce que no recuerda un caso tan sonado como el de Vanesa Viéitez pero es cierto que su profesión da lugar a múltiples anécdotas.

A nivel personal, en su experiencia de más de 20 años ha vivido de todo. "La situación a la hora de multar a alguien nunca es fácil y la gente pone muchas excusas", asegura.

Excusas que abundan sobre todo entre aquellos que usan el teléfono móvil mientras conducen: "A veces los acabas de ver claramente y te retan a que compruebes el registro de llamadas", explica.

Control de alcoholemia

Los controles de alcoholemia suelen ser también lugar en el que depositar pretextos y dar rienda suelta a la pillería.

Estos carnavales la Guardia Civil organizaba un gran dispositivo especial de alcohol y drogas en la carretera de Laza la noche del jueves de Comadres.

"A lo largo de la madrugada, en dos veces distintas, aparecieron dos jóvenes disfrazados que habían escogido bajar a casa en bicicleta para saltarse el control", recordaba Bouzada.

Pero uno no se libra tan fácil, y los ciclos también están obligados a someterse a la prueba de alcoholemia. "Superaban la tasa permitida del 0,25 por lo que hubo que multarles", explica. Una sanción que no supone la retirada de puntos pero sí tiene coste.

Ante el episodio de Carballiño Bouzada asegura: "Yo creo que tuvo que haber algo más de lo que ella dice, o al menos eso quiero creer".