"¿Cómo estaba la plaza?" preguntaba asiduamente uno de los miembros del Dúo Sacapuntas, tan famoso durante los años 80 a su compañero de espectáculo. Y este siempre contestaba: "Abarrotada". Pues así estaba también ayer el Campo da Feira de Ourense, situado en la margen derecha del río Miño, en la primera cita ferial del mes en la capital. Encontrar un huequecito en las mesas para disfrutar del pulpo, la carne richada o "ao caldeiro" era casi misión imposible desde casi las doce del mediodía y hasta bien pasadas las tres de la tarde.

"Ya podía la gente venir más repartida durante todo el año, porque hoy se juntaron los de aquí que vienen siempre más los forasteros y no se para", clamaba una pulpeira mientras picaba con su tijera una ración de pulpo y sin perder ni un ápice del ritmo. Los comensales aguardaban pacientemente en colas un lugar para sentarse mientras los encargados de servir la comida trabajaban a un ritmo endemoniado. Los turistas, armados con sus palos de "selfie" , se encargaban ayer de redondear los números de asistencia en este evento en el que tienen asegurado probar a qué sabe Ourense.

"Soy fanático del pulpo y en cuanto un familiar que tengo aquí me habló de este sitio no me lo he pensado", aseguraba Jonatan, un joven navarro que iniciaba el jueves sus primeras vacaciones en Ourense. "Me está gustando mucho, además soy muy fan de la cerveza artesana y ya hemos tenido la oportunidad de probar varias de las que se hacen en esta zona y ha sido una experiencia genial", añadía.

Comensales conocidos

También se dejaban ver en esta cita con la gastronomía más enxebre de la ciudad un trocito del grupo de gobierno municipal que prodigaba besos y saludos por doquier a todos los ciudadanos que se les acercaban. El alcalde Jesús Vázquez aparecía escoltado por los ediles Sofía Godoy y José Araújo quien aclaraba: "Hemos quedado varios compañeros para comer y también esperamos a Flora Castro e Isabel Castelo".

Una amplia representación del ejecutivo local que alguna pulpeira no pasaba por alto: "A ver si hacéis algo para que esto esté así de lleno también en invierno", reclamaba a la vez que el regidor la abrazaba divertido.

"La verdad es que hoy posiblemente sea el mejor día para los feriantes que se acerquen hasta aquí por la afluencia de visitantes", reconocía el edil de Infraestructuras, Medioambiente y Limpieza. Una comitiva por una vez sin corbata y con aspecto relajado que a pesar de sus cargos, tampoco tenían fácil hacerse con un espacio en las grandes mesas del recinto.

Mientras, la música de gaita marcaba el ritmo de la jornada y algún que otro puesto de rosquillas y herramientas cerraba el escenario de una jornada de oda a nuestra gastronomía más tradicional. En diez días, el próximo 17 de agosto, las interminables mesas de madera en la que amigos y también desconocidos comparten comida, banco y conversación volverán a llenarse esperemos que con el mismo éxito.