La prueba que demoró el juicio al presunto homicida del farmacéutico, un crimen de octubre de 2013, ya ha sido entregada al juez. La Policía Científica elaboró un informe de tres folios que descarta que el incendio provocado presuntamente en el piso de la víctima por el sospechoso, con la intención de borrar pruebas, pusiera en peligro al resto de vecinos del edificio. La pericial cierra la instrucción del caso y podría aminorar la petición de condena para Alexandru Marius Luca, el joven rumano sospechoso de acuchillar a Tomás Milia, de 72 años, durante una discusión por dinero después de un servicio sexual.

La Fiscalía tenía la convicción de que hubo un "evidente peligro" para los moradores del resto del edificio, en la céntrica Curros Enríquez de Ourense, pues eran las 5 y media de la madrugada cuando el presunto homicida prendió fuego. Pero la Policía ha concluido que el peligro de propagación de las llamas se limitaba a la vivienda de la víctima, no a las de los vecinos. Para la Brigada de Policía Judicial de la Policía Científica, solo cabía que se extendiera el humo de la combustión.

El juez tuvo que encargar el informe a los agentes, en mayo, después de que los bomberos de Ourense dijeran no tener capacidad para actuar como peritos. El parque aportó, como base, una información objetiva sobre el tipo de incendio y el operativo de emergencia desplegado entre las 5,36 y las 7,32 horas de la madrugada del 4 al 5 de octubre de 2013.

Los bomberos "suponen" que el presunto homicida utilizó "acelerantes" por el "gran desarrollo" del fuego. El foco estaba en el salón. Fueron los profesionales de extinción los que, en una segunda inspección del domicilio, hallaron el cuerpo de Tomás Milia en la bañera, con síntomas de violencia. Presuntamente, Luca lo roció con lejía y lo depositó allí.

El fuego no causó daños estructurales en la vivienda, según los Bomberos. Según el documento que ha servido de base para la Policía, el humo se extendió a la vivienda colindante por los conductos.

La última prueba del caso complicará al ministerio público su propósito de imputar al sospechoso un delito de incendio con peligro para las personas, que establece penas de 10 a 20 años de prisión. También habrá que esperar al criterio al respecto de las dos acusaciones particulares (el hermano del fallecido y su viudo). A las partes les toca actuar ahora. El magistrado de Instrucción Número Uno de Ourense, Leonardo Álvarez, reproducirá el auto de conclusión de sumario tras la llegada de la prueba definitiva.

A la Audiencia Provincial

La causa será remitida ahora a la Audiencia Provincial de Ourense, donde tendrá lugar el juicio. Según fuentes del tribunal, la intención es celebrar la vista antes de que termine este año. La misma instancia todavía debe resolver un reciente recurso de la defensa sobre la prisión preventiva del joven rumano, de 19 años. El juez rechazó excarcelarlo antes de la vista, pero el abogado solicitó en apelación esa medida tras proponer alternativas como una pulsera telemática, el pago de una fianza o la retirada del pasaporte.

Marius Luca permanece encarcelado en Teixeiro (A Coruña), desde su intento de suicido, en septiembre de 2014, en el centro penitenciario de Ourense. La defensa ha alegado que su estado mental no es el adecuado y que "lo está pasando mal" en la vida entre rejas.

Allí terminó como sospechoso de hasta 4 delitos: homicidio o asesinato, robo con violencia, atentado a agentes de la autoridad e incendio, con penas que podrían superar los 40 años de prisión. Presuntamente, Marius Luca volvió al lugar del crimen, horas después de cometer el homicidio y tras llegar a escapar de la Policía arrollando a uno de los agentes que descubrieron en su poder relojes de lujo de la víctima.

Volvió con el supuesto afán de borrar huellas. Introdujo a la víctima en la bañera, impregnó el cuerpo con lejía y prendió fuego el salón. Eran las 5,30 horas de la madrugada del 4 al 5 de octubre de 2013. La Policía Local lo detuvo poco después de su última salida del lugar del crimen, con una colección de cuchillos (arrojó a una papelera cercana el arma homicida), las llaves de la vivienda -que dejó cerrada tras prender fuego- y prendas ensangrentadas.